Es una penitencia claro, salir de nazareno; varias horas sin hablar, mirando al frente, descalzo y con la cruz al hombro. También es una experiencia gratificante. Algo de eso he querido expresar en la carta que remití ayer a mi hermandad y han tenido a bien publicar en su Web.
http://www.veracruzsevilla.org/index.php
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