viernes, 27 de diciembre de 2013

De buena mañana

El día ha amanecido gris y frío. Una o dos personas cruzan la Plaza del Salvador. Las palomas se cobijan en las cornisas de la iglesia y no se atreven a salir. Con una carretilla el transportista carga los barriles de cerveza de los bares aún cerrados. Ahora se abren los paraguas.
Sentado en la camilla, con el brasero encendido, escribo. Los cinco niños duermen. He podido leer el Evangelio de hoy, radiante. He podido navegar entre mis blog favoritos. Estoy de vacaciones...
Pronto despertará la tropa, pero que me quiten este ratito de silencio...
Tengo preparado churros y chocolate para que desayunen. Reyes está en su trabajo.
Me espera una mañana de "padre" y muy señor mío. Qué bien.

lunes, 23 de diciembre de 2013

¡FELIZ NAVIDAD!

Caído se le ha un clavel
hoy a la Aurora del seno:
¡qué glorioso que está el heno,
porque ha caído sobre él! (Góngora)


(Sassoferrato)

martes, 17 de diciembre de 2013

EL BUEN CIUDADANO (Cuento de Navidad basado en una narración del siglo I)


Las guirnaldas con luces de Navidad titilaban en un vasto vestíbulo vacío, pero Javier no se percató de ello. Le sonaba el móvil incesantemente. Intuía que la llamada sería perentoria, porque el se sabía muy, muy importante. A sus cuarenta y nueve años había logrado lo que muy pocos. Viajaba en primera clase. Un hombre de tantas responsabilidades, no podía, no debía flexionar las piernas más de lo debido, en los cutre asientos de la gente normal. Bien podía pagar el erario público sus billetes de preferente, que bien que se lo devolvía él con creces, con su trabajo en el Consejo Europeo, en asuntos de vital importancia, en comisiones donde se resolvían, nada menos, que los grandes problemas a nivel mundial, creando mecanismos para distribución de productos alimenticios de la Unión Europea, con un programa al cual se había asignado una cifra histórica, este año, 1 000 millones de euros para prestar apoyo a los más necesitados.
No acababa de comprender- pensaba, mientras se abrochaba el cinturón- como a personas de su categoría se le exigía pasar por el escáner. Se le cayó el portafolio de piel finísima, mientras trataba de asir el teléfono entre la barbilla y el hombro, y arrastrar la maleta de ruedas por los pasillos del aeropuerto. Maldijo en voz alta su mala suerte. El coche oficial no había venido a recogerlo, el chofer estaba enfermo, según dijo su secretaria. El el sabía que seguramente sería mentira, esos tipos, ¡a él le iban a engañar!, estaban de baja más tiempo que trabajando. Mientras recogía los papeles desperdigados miraba el reloj que marcaba la hora del cierre del embarque. Corrió por la cinta a través de un pasillo que le parecía eterno. A esas horas de la madrugada, vacío e inhóspito. Era vital tomar ese avión, si no, no podría estar al día siguiente en la reunión de la Comisión donde se ventilaría la adjudicación de cientos de millones de euros para el próximo trienio. Los pobres del mundo dependían de él.
¿Qué demonios era eso que había al final del pasillo, pocos metros antes de la puerta de embarque? ¡Dios mío, una mujer tumbada en el suelo! Parecía inconsciente. Quizá muerta. Se acerco y pudo ver una mancha de sangre en el suelo. Pero no, no estaba muerta, gemía… El abrigo estaba pillado con la cinta trasportadora que tiraba de ella. De un fuerte tirón la desenganchó.
“Última llamada para el avión destino a Bruselas 22471”. Se oyó por megafonía. ¡Dios mío, no puedo perder este avión. Es tan importante esta reunión y de ella dependen tantos beneficios para el tercer mundo…!
No tardarán en llegar otras personas- se dijó, pero no veía a nadie. El pasillo era inmenso, largo y desolador. Entró apresuradamente por la puerta de embarque. Desde dentro la azafata le hacía señas con urgencia.

D. Moisés, él mismo se auto titulaba así en sus pensamientos, tan acostumbrado estaba a que lo llamasen de esa manera desde tiempo inmemorial, desde que, muy joven aún, tuvo la suerte de salir elegido como senador por su Comunidad Autónoma. D. Moisés, para arriba, D. Moisés para abajo, le saludaban los bedeles en el Parlamento, los conductores uniformados, las secretarias, los traductores de las lenguas vernáculas en las que alguna vez pronunciaba sus discursos… D. Moisés, se dirigía a la puerta de embarque como una exhalación, acababan de anunciar el cierre de la misma. Como senador no tendría problemas en pasar con tal que el avión no hubiese despegado…
A lo lejos vio como un pasajero rezagado entraba. Seguramente podría alcanzarlo antes de que subiese al autobús. Y redobló el esfuerzo.
Pero, ¿Qué es esto? Este bulto informe…Una anciana, medio muerta, ¿Cómo es posible? Qué pasa, pero nadie viene a asistirla. ¡Socorro! grito. Retumbó el grito en la inmensidad gris de mármol y acero. -¡Pero, y ese hombre que entró antes, como no había parado! El avión se marcharía. No podía perderlo. En Bruselas tenía el tiempo justo para transbordar con destino a Brasil donde tenía que inaugurar una Feria Internacional para promocionar las empresas de su País. Era de vital importancia para la imagen exterior de los productos autóctonos. El Presidente mismo le recibiría, y sería cabecera de todos los noticiarios del día. No podía dejar pasar la ocasión, sobre todo para los intereses identitarios de su propio territorio.
No podía estarle ocurriendo esto. ¿No hay vigilantes, no hay cámaras, no hay alarmas? ¡Pero qué desastre de organización. Para eso pagamos más impuestos que nadie,- pensaba irritado- ¡Esto es indignante!
La anciana gemía.
Espere, espere, ya vendrán a ayudarla. Entró corriendo por la puerta de embarque nº 12. Allí daré la voz de alarma, se dijo mientras murmuraba irritado ¡Qué desastre, qué desastre!
¡Soy el senador D. Moisés Figueredo, se le escuchaba gritar, detengan ese avión!

Vaya, entre despedidas, encargos, recomendaciones, y los últimos abrazos de sus feligreses, se había entretenido más de la cuenta. Para colmo el metro había estado parado en mitad de una estación más de media hora no se sabía por qué fallo técnico.
Con la pesada maleta, el Padre Manuel, corría por la cinta transportadora. Le habían regalado los billetes sus propios parroquianos, para asistir a un congreso sobre teología, en el que participaría con una ponencia muy elaborada, referente a su propia tesis doctoral. Tras ello iría a Roma, donde se expondrían las conclusiones y tendrían una audiencia con el mismísimo Papa Francisco. Aprovechaba que eran las vacaciones de Navidad. (Bueno cuatro días) Hacía años que no salía de su parroquia, acuciado por mil necesidades. Pero se lo habían organizado todo, e incluso le habían buscado un sustituto para sus misas diarias. ¡Benditos sean!
Tal vez todavía podría coger el avión con un poco de suerte. Y corrió con toda las fuerzas de un cura párroco de cuarenta y cinco años habituado a ir en bicicleta a todas partes.
Pero, oh, ¿qué pasa? Pero si es una mujer herida.
Paró en seco.
“El avión destino a Bruselas 22471, está a va a despegar dentro de unos minutos”. No lo oyó. La anciana gemía. Al intentar acomodar su cabeza sobre su propio abrigo se manchó de sangre.
La anciana se quejaba, unos jóvenes la habían empujado y se habían llevado sus bultos, se había golpeado contra la baranda de la cinta transportadora y contra el suelo. Creía que tenía rota la cadera. No podía andar.
D. Manuel, miró el espacio, inmenso, vacío a las cuatro de la madrugada. No se atrevió a dejarla sola, pues estaba asustada. Le cogía la mano con fuerza. Era una figura patética, con el pelo, que se presumía antes, cuidadosamente peinado, alborotado, húmedo en parte y dejando ver la cabeza calva en otros.
Como pudo cogió el móvil e hizo varias llamadas. Al cabo de pocos minutos por la lejana puerta. Aparecieron unos hombres con camilla y muchos aparatos.
“El avión con destino a Bruselas nº 22471 acaba de despegar”. Se escuchó por megafonía.
¡Gracias a Dios que me retrasé!- pensó D. Manuel- Si no que hubiese sido de esta pobre mujer- y suspiró con alivio mientras la veía alejarse tumbada en la camilla y lentamente retrocedía sobre sus pasos.
Tras el ventanal un avión se alejaba…
En la soledad del gran vestíbulo seguían parpadeando las luces de navidad.


jueves, 12 de diciembre de 2013

Se armó el Belén

Poner el nacimiento en familia es un privilegio. Por varios motivos: por tener una familia, por esperar ese nacimiento, por disponer de tiempo para ello, por mantener la ilusión…
Aunque las cosas no son como puedan aparentar. Me explico.
Uno se imagina una tarde deliciosa: anochece; afuera nieva, los copos golpean las ventanas empañadas. El fuego crepita en el hogar. La hija mayor toca al piano dulcemente un villancico y canta, mientras el árbol luce en todo su esplendor, adornado con velas, regalos y dulces…
Los pequeños retozan por la alfombra y ríen mientras van desenvolviendo las figuritas de las cajas bajadas de los altillos. ¡El buey!- gritan alborozados- ¡ el rey Melchor ¡ y lo colocan delicadamente sobre la mesa cubierta de musgo y serrín… Todo es armonía, todo paz, en esta familia ideal que prepara la venida del niño Jesús.
¡Pues tururú!
Los niños se empujan y el corcho se derrumba sobre las casitas que tanto costó colocar, que a su vez caen sobre el agua del lago, que desborda el tupperware y lo pone todo perdido. Gritan, se acusan unos a otros. El serrín está desparramado por todo el salón, el musgo entre los intersticios de los cojines del sofá de terciopelo; uno pisa la hilera de luces desparramada por el suelo que estalla y hay que reparar, otro corre con la estrella de oriente, mientras la de más allá la persigue llorando porque dice que es suya…
El paterfamilias (que soy yo) ha de poner pie en pared y pegar un grito portentoso.
¿Dónde están la armonía, y los villancicos, y la nieve, y el fuego, y el amor y la fraternidad maravillosa de una adorable tarde de adviento?
Al fin, tras muchos dimes y diretes, el Belén queda montado.
Bueno, pues a pesar de todo, y aun sin piano, ni candelas crepitantes, ni guirnaldas de acebo, ni melancólicas canciones, sino con gritos y peleas, y empujones y percances varios, el montar el nacimiento cada año, con los niños, es una gozada y un privilegio.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Una bandera.

Abro los postigos del balcón y entra la mañana arrasando de luz el salón.
A lo lejos, en lo alto de la Giralda, ondea una bandera.
Es la bandera azul y blanca que, desde tiempo inmemorial, proclama la adhesión de la Ciudad al Dogma Concepcionista. El viento la sacude y se lía sobre el mástil. Se recorta sobre un cielo también azul purísima.

Esos pequeños detalles, secretos, íntimos, son los que hacen que Sevilla siga siendo Sevilla, a pesar de las luces de colores y la sofisticación de las nuevas tecnologías que proyectan imágenes sobre las fachadas del ayuntamiento y lanzan nieve artificial sobre la plaza, mientras siga ondeando esa bandera, como hace cinco siglos, la ciudad estará salvada.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Buenas noches

He participado en la Mesa Redonda sobre Manon Lescaut, la ópera de Puccini que ahora representan en el Maestranza. Cuando se acaba siempre es un descanso. Pedro Halftter además de un director excelente tiene un don especial para captar la atención cuando explica la obra y se acompaña con el piano, lo cual hace que el resultado sea muy ameno.
Ya en casa, he tocado un poco la guitarra, he balbuceado más bien.
Y ahora estoy haciendo un cocido que va estar de muerte. Eso sí, me ha rebozado la olla y se ha puesto todo perdido. Ha quedado limpio antes de que haya sido descubierto y he dejado vacío mi vocabulario malsonante mientras recogía.

Por su parte, Manolito, me cuenta que unos niños de su clase tenían escritas en el brazo las preguntas de examen, y concluye muy ufano que él y otros se lo han dicho, por supuesto, a la profesora.
Me pasma que unos niños tan pequeños ya lleven chuletas pero más me asombra el que les parezca natural delatarlos.
Hoy le he tenido que enseñar dos lecciones:
1.- No se copia
2.- No se chiva

Estoy derrengado, escribo esto, porque tengo el blog muy abandonado, pero medio muerto. Y ahora me voy a arrellanar en el sillón sin hacer nada mientras hierve el puchero. Que descansen.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Eso sí que es afición o viva el Betis man que pierda

Le pregunto a Manolito, que regresa de ver el partido Sevilla-Betis, con sus primos, que cómo ha ido.
Muy convencido e indignado me contesta:

¡Nos han robado el partido!

Yo ajeno a todo, le pregunto el resultado, y contesta:

¡Cuatro a cero, papá!

jueves, 21 de noviembre de 2013

La procesión de la Niña María.


Ayer fue la procesión de la Niña María en el patio del colegio.

A la tres y media, Reyes y yo, nos levantamos con gran pereza de la camilla para ir a ver a los dos pequeños que participaban en tan magno evento. Aún recuerdo cuando fue Ignacito el que procesionaba por primera vez. Íbamos ilusionadísimos y prácticamente se nos caía la baba de emoción cuando lo veíamos, con su uniforme, tan peinadito, sus calcetines estirados que le dejaban al descubierto las rodillas, y sus tres añitos recién estrenados.
Ahora, con la quinta, la emoción, (he de reconocerlo) no es la misma. También es cierto, creo, que nuestra tontería tampoco.
Pero delante de mí, pegada a la valla que ponen para evitar efusiones de padres primerizos, que somos capaces de plantarnos en medio de la procesión y achuchar al niño y decir a voz en grito,:¡¡¡¡¿pero no lo veis? Si es el más bonito de todos, si es el más guapo y el más listo, y…, y…, y…!!!!. Como decía, delante de mí había una señora muy elegante, que impaciente, se empinaba para ver acercarse a los niños. Por los altavoces habían dictado las instrucciones de rigor: "Por favor se ruega silencio, no distraigan a los niños, no los llamen ni les saluden, que se ponen nerviosos y rompen las filas, etc".
La procesión se acercaba. Era digno de ver, esa hilera de mocosos ordenaditos, de tres a cinco años, todos cantando canciones infantiles dedicadas a María, muy en su papel, sin salirse de las instrucciones.
Pero he aquí, que en la fila de los más pequeños se acerca una niña rubia, de cara redonda, con su gran lazo azul en la cabeza. Había que ver a esa abuela, (primeriza, saltaba a la vista), que brincaba, hacía señas, chistaba y saludaba sin reparos a su nieta. Rompió todas las órdenes y encomiendas. Y decía sin poderse contener: ¡Ay, que te como, ay, que te como!

Yo me reía para mí. Tantas reglas… ¿Quién le pone puertas al campo? Y ahí seguía esa abuela, tan distinguida ella, desbordante de ilusión y alegría dando saltos y haciendo visajes.

A mí, tengo que decirlo, me emocionó mucho. Más incluso que mis niños, que venían detrás, muy seriecitos y compuestos, y a los que ¿alguien lo puede dudar? daban ganas de comérselos también.

martes, 19 de noviembre de 2013

Flipando estoy...

Manolo entusiasmado mientras hace un gesto acrobático con las piernas en el aire: ¡No veas papá, el golazo que he metío, hubieses flipao!.
A mí, que nunca me ha gustado el fútbol, a mí que odiaba el carrusel deportivo los domingo por las tardes, y como el perro de Paulov, su melodía me causaba espasmos...el colegio, los deberes sin hacer...Bebe, soberano...Uff.
Pues ahí me tenéis, escuchando futbol de fondo todo el día, yendo a partidos que me interesan un pimiento, y tratando de contestar con gran entusiasmo a mi hijo: ¡Si, claro, claro, hubiese flipao!

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Dama de otoño

Con su perfume dulce y profundo ha invadido las calles de la ciudad en este noviembre extrañamente cálido.
Cuando oscurece sale a pasear por las callejas y desde la profundidad de los patios exhala su aroma invadiendolo todo.
Camino a la luz de las farolas y mi sombra resuena entre los adoquines de oro viejo. No la veo pero ella me acompaña, me sigue, me invade, con sus efluvios narcóticos.
Subo a mi azotea a recoger la ropa tendida y al abrir la puerta el aire tibio y perfumado me recibe y flota sobre las torres iluminadas.
Me saluda y me encanta.
La dama de noche.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Puente de Todos los Santos II

El agua estaba helada pero los más valientes nos bañamos antes de comer y los niños todos. El sol estaba radiante, la playa vacía y el cielo azul. Bañarse así, fuera de temporada se disfruta más. El día anterior en Sevilla ya hacía fresco y estábamos todos inmersos en la vorágine de nuestras tareas habituales, oficina, cole, clases, deberes; llevar y recoger niños…
Y a sólo unas horas y no muchos kilómetros ¡otro mundo!.

Habitación con vistas
 He de romper una lanza en pro de las playas gaditanas (que son las mías) y es que su arena fina y dorada son incomparables, estas del mediterráneo es negruzca.
Al fondo se recortaba el Peñón. Así visto tan de cerca, emergiendo abruptamente del mar, hace un efecto peculiar y asombroso. Como no, también doloroso. Pensar que se halla en manos de la “pérfida Albión”…
África, entre brumas, elevaba sus montañas grises azuladas sobre la línea azul grisácea del horizonte marino, perfilándose en un cielo alto y limpísimo, sugestiva, incitante. ¡Tan cerca y tan lejos!
Entonces nos percatamos de que verdaderamente somos el sur más sur y del carácter excéntrico con el que siempre se nos habrá visto desde la Europa fría de anglosajones y teutones.


Benahavís, es un pueblo idílico, lo que saben bien los extranjeros que lo han ocupado al completo. Entre la sierra y el mar y un clima único.
Al día siguiente me impacto la visita a Puerto Banús. Hacía años que no iba. Realmente te hace pensar. Cómo se pueden poseer esos barcos, cómo se pueden comprar en esas tiendas…
No sé, en Londres o en París impactan menos, pero aquí, tan en medio de la nada, un puerto con unos comercios mirando al mar, esperando la entrada de los yates para que sus pasajeros se gasten seis mil euros en un bolsito, o cuatro mil en una “rebeca”… Si están en los escaparates, supongo que alguien lo comprará, digo yo…
¿Se puede uno acostumbrar a eso? ¿Se puede ser frívolo hasta ese extremo? Es obvio que sí. Uno reconoce la capacidad del ser humano para acostumbrarse a todo. ¿Cómo se puede vivir en un campo de exterminio? Pensamos cuando vemos esos reportajes tremendos o películas sobre la infamia, yo no lo soportaría, moriría antes. Pues no, se sobrevive. Algo así debe pasar con la fastuosidad del dinero y la vida del lujo desorbitado, que al final uno se acostumbra y se cree que se lo merece… No sé…
Sencillos zapatitos, expuestos como joyas. ¿El precio? Ni lo sé.
Pedazo de automovil. El dueño antipático como él solo, cogío un cabreo de espanto cuando los niños se acercaron y comenzó a pitar . Se fue como una exhalación en medio de nuestras risas.
Los coches descapotables pasaban a nuestro alrededor y los niños se hacían fotos junto a ellos, con unas marcas carísimas (cuyo nombre yo desconocía).

Después fuimos a misa a Marbella. En la Iglesia Mayor, nos sentimos como en casa tras ese paseo por la extravagancia. Cada cosa se puso en su sitio. Qué confortable saberse invitado, sentirse parte, de lo sencillo, lo íntimo y lo importante.
El mar seguía siendo el mar...

lunes, 4 de noviembre de 2013

PUENTE DE TODOS LOS SANTOS I


Aprovechando el largo fin de semana, toda la familia paterna, hemos ido de viaje a la Costa del Sol.

Los veintitantos: abuela, padres, nietos, tíos, sobrinos…
Hemos copado el hotel donde descansaban plácidamente algunos ingleses y alemanes.

Los niños lo han disfrutado como enanos y los mayores también.

El hotel de Estepona, fantástico, con sus múltiples piscinas, amplias habitaciones con vistas al mar y, madre mía, desayuno y cena buffet incorporados.
Los pequeños se atiborraban de helados y tartas de chocolate y los padres de todo lo demás.

Mi madre intenta que todos los años tengamos unos días de “confraternidad”, muy preocupada porque siempre estemos muy unidos, también cuando ella no esté. Dice que ante cualquier síntoma de desunión se aparecerá. Intentaremos ser obedientes, por lo que pueda pasar…

Las calabazas de jalogüin, las caninas, y las telarañas, “adornaban” todo el hotel. En fin esto es lo que hay, como para salir huyendo.

Lo de la Costa del Sol, se entiende. Eso de que todos los jubilados del mundo se vengan a morir al mar. Vaya clima, vaya aguas y vaya baños que nos hemos pegado en playas y piscinas en pleno mes de noviembre.

Sobre las excursiones y demás experiencias ya hablaré mañana si Dios quiere y el tiempo no lo impide… (intentaré incorporar fotos)

martes, 29 de octubre de 2013

SE ABRIÓ EL TELÓN



Ha comenzado la temporada de ópera en El Maestranza.
No siempre los recortes son negativos. Estos nos han permitido ver una grandiosa representación de Aida. Muy clásica, muy teatral. Espectacular. Pero los decorados eran de papel pintado. Nada más y nada menos que del año 1945. Únicos restos del incendio del Liceo.
Muchas veces las macroproducciones son un puro disparate. Lo que demuestra que ingenio y arte son imprescindibles, porque lo que no da natura Salamanca…


(Como en you tube hay de todo, aquí dejo un vídeo con los últimos minutos, la escena de la tumba. Uno de los dúos más hermosos de la historia de la ópera)







  



martes, 22 de octubre de 2013

De rosas y juguetes...






Los pequeños dilemas, nimios, que surgen a cada momento.

¿Cortar o no la rosa?

Da cierto reparo despojar al rosal de su flor. Es tan bella, y sólo tiene una. Pero está lloviendo y no vamos a salir a la azotea estos días. Cuando lo hagamos otra vez, habrá dejado atrás la eclosión de su instante perfecto y estará agotada, casi deshojada.
Arranco el tallo, también se me desgarra algo, sutilmente, por dentro. Ahora reposa en un vaso de cristal en el escritorio de la entrada. Cada vez que paso me recreo en su su hermosura. La veremos madurar, convertirse en esa rosa pura que contiene en sí todas las rosas y morir en estas tardes de otoño.

Segundo dilema. Reyes me manda que tire la basura, y sin que lo vean los niños, me entrega una bolsa con juguetes rotos, o simplemente viejos, ya no los usan. Pero yo veo los cochecitos de plásticos de colores, y una jirafa de peluche ajada, y un monederito amarillo... y veo las manos que los tocaron y que disfrutaron con ellos, y las tardes de juegos y la ilusión perdida y sobre todo el tiempo que pasa.
No se puede guardar todo. Me ocurre lo mismo con los libros de "trabajitos" del cole, los dibujos con rotuladores y garabatos... En una familia con niños tanta acumulación acabaría por echarnos a nosotros. Reyes que es ordenada y práctica, y lleva la intendencia de la casa, lo sabe bien y no duda en deshacerse de lo inútil. Ya en la calle deposito dos bolsas dentro de los contenedores, la de los juguetes la dejo fuera. Todavía tienen una última oportunidad, tal vez alguien, han sido parte feliz de mi familia, se apiade de ellos...

lunes, 21 de octubre de 2013

DE HÉROES Y MÁRTIRES



Cuadro de Ferrer Dalmau, sobre la batalla.
 Menos mal que también de vez en cuando saltan a los titulares personas ejemplares. La cosa estos últimos días va de mártires y héroes. Por una parte las beatificaciones de los asesinados por ser católicos en la Guerra Civil, que murieron perdonando y no renegaron de su fe (con lo fácil que les hubiese sido) y por otra parte la visita que hice hace unos días a la exposición de "El regimiento de Alcántara" en Capitanía de Sevilla.

¡Admirable, asombroso, emocionante!
Es bueno que sepamos que hubo, que hay, otros hombres con otros valores...
Remóntense al desastre de Annual, a la trágica guerra de África, llena de incompetencias, errores, corrupción. En desbandada más de cinco mil hombres, soldados y oficiales (estos los primeros) tratan de sobrevivir en un sálvese quien pueda, indigno y vergonzoso, instado por el propio mando.
Eso sí, comprensible. Detrás vienen los rifeños con alfanjes afilados cortando cabezas a diestro siniestro y jugando al tiro al blanco, parapetados en los desfiladeros de salida. Como trofeos lucen las cabezas de los degollados en sus picas. Los muertos son despojados de todo lo que tenga algo de valor y yacen con la boca abierta, profanados, tras arrancarles las dentaduras de oro. Y cosas peores...
Comprensible pues, el terror y la huida, que no justificable.
En esto, el Regimiento de Alcántara, que se remonta a los Tercios de Flandes, al mando del Teniente Coronel Primo de Rivera (Fernando), hermano del Dictador, es mandado a atacar a los moros, en una ofensiva que permita entretenerlos y ampare la huida de los demás.

El desolador campo de batalla tras el combate. Foto ABC

Es mandarlos a una muerte segura. Como así fue. De 691 miembros del mismo murieron 541 en cuatro horas, en sucesivos ataques en los que iban cayendo sistemáticamente, sin piedad, acribillados.
Lo verdaderamente grande es que ellos lo sabían desde el principio y no dudaron. Sabían que su vida salvaría muchas vidas. Era la hora de cumplir con su deber. (Qué raro nos suena esto hoy en día). Pues sí, cumplieron, y salvaron vidas: unos cinco mil hombres. A una media de diez vidas cada muerto.
Héroes sin lugar a dudas. También los veterinarios del regimiento, los herradores, los jóvenes cornetas, de no más de 15 años, se incorporaron voluntariamente cuando ya no quedaban casi soldados...
¿Quién hoy haría una cosa así? Me gustó la exposición. Es bueno, muy bueno, que estos hechos se conozcan, para que veamos que en medio de la barbarie siempre nos quedarán los héroes y los mártires.

Tonto de capirote

Manolito me habla a la vez que veo el telediario y me indigno y me cabreo al escuchar que han tumbado, desde Estrasburgo, la doctrina Parot .
El pobre me insiste; algo sobre si lo voy a recoger en el conservatorio, que si no voy haga esto o lo otro... No me entero.
En un momento dado le grito:¡Calla, que estoy oyendo esto!
Mucho después, cuando ya se ha ido al cole, me pregunto ¿qué me dijo Manolo sobre el conservatorio, tenía que llevarle unos apuntes, recogerlos…? Yo que sé.
Lo que yo escuchaba antes, como si me fuera la vida en ello, lo voy a oír repetido y comentado hasta la saciedad.
Entonces me digo a mi mismo: ¡Idiota! ¿Cuáles son tus prioridades?

jueves, 17 de octubre de 2013

MAÑANA DE NIEBLA

Voy a trabajar en bicicleta a través de la niebla. No se ve el río, ni los árboles, ni la carretera más allá de unos metros.
Es aún de noche y las figuras parecen fantasmas.
Los faros de los coches intentan atravesar la espesa bruma con dificultad y sus focos iluminan en ráfagas unas nubes harapientas hechas jirones.
La humedad forma gotas en mis pestañas y moja mi camisa. Si miro al frente parece que voy a ninguna parte, sin embargo si bajo la cabeza veo la carretera, firme, con gran claridad y unos metros en derredor.
Ese espacio me sigue y un poco más allá, donde todo era gris, se abren los perfiles y se vuelven a cerrar detrás de mí cuando paso.
La vida también es así, a veces miramos el futuro y no vemos más que incertidumbre y dudas. No importa. Si bajamos la cabeza al presente, vemos con claridad el día de hoy y el de mañana y quizás hasta el domingo que viene. Bueno, con eso basta, la seguridad de esos metros nos permitirá llegar más lejos.

domingo, 13 de octubre de 2013

NOCHE DE DOMINGO

Fin de semana apretado. Ayer una primera comunión, todo el día en el campo. Hoy hemos celebrado el santo de las Pilares, mi madre, mi hija, mi sobrina...almorzando fuera toda la familia, los veintitantos… María José, desde Irlanda, se ha incorporado, maravilla de la tecnología, a través del móvil, viéndonos todos mutuamente y gratis. Oh, las conferencias en la que las cabinas tragaban monedas sin piedad y te dejaban colgados a mitad de palabra… pii-pííí…quedan diez segundos…Adiós mamá, sí estoy … o con la novia lejana…yo también te quie…
Al llegar a casa, tarde de domingo: deberes atrasados.
Cuánto se puede aprender: los números romanos, descomponer en decenas y centenas, repasar en la cartilla la letra N, lecciones de guitarra, algo de francés y un poco de historia sagrada…
Tras los cuentos y las oraciones, mi mujer plancha (no se puede estar todo el fin de semana fuera- se queja- los macarrones los dejaré para mañana temprano-resuelve tras un titubeo).
La montaña de uniformes, polos y faldas es inconmensurable. Yo mientras leo y escribo. La veo y un algo me remuerde la conciencia, a la vez que-reconozco- mi admiración por ella crece tanto como la montaña.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Entre la espada y la pared

Comienzan los problemas de la preadolescencia, adolescencia y todo eso...
Mi hija Reyes (once años) el pasado viernes, nos dice a su madre y a mí, que ha quedado con sus amigas para ir al cine. ¡Planazo!: las llevamos al centro comercial y las recogemos a la salida. Solas, con sus chucherías, palomitas…
Problema: ¿Qué película?
“La gran familia española”.
Vaya, ni idea. Me meto en internet. Son las cuatro de la tarde y han quedado a las ocho. No me convence. Clasificada para mayores de doce años (ella tiene once) y española, me temo lo peor.
No sé qué hacer. Consulto con mi blog de cine de cabecera (magnífico) “la mirada de Ulises” http://www.miradadeulises.com/ con el que comparto los mismos criterios. Efectivamente la crítica de la película incide en mi intranquilidad. Apresuradamente le escribo un comentario solicitando información al respecto, y Julio Chico, al que no conozco, tiene la amabilidad de contestarme rápidamente. Como me temía estamos ante una película, que sin ser claramente de mayores, es desaconsejable, por los valores que transmite, la frivolidad, el lenguaje… nada nuevo.
La verdad no nos gusta dejar a nuestra hija sola viendo esa película. Pero por otra parte no queremos estropearle el plan. ¿Qué es mejor, que se trague la peli o que se sienta “la tonta” del grupo?
De las 10 amigas, otra madre piensa igual. Finalmente las dos pasan la tarde juntas en casa de aquella. La llevo refunfuñando. Ella ha visto, sin embargo, que nos ha costado trabajo no dejarla ir. Que me lo he currado, he consultado, incluso ha leído los correos, en definitiva que no es un capricho de su madre y mío.
Con el genio que tiene me temía lo peor. Pero el sábado por la mañana se levantó como la seda. Su madre no estaba y me ayudo como nunca. Recogió ella sola el desayuno e hizo su cuarto admirablemente.
¿Habrá sabido valorar nuestras preocupaciones y desvelos? Quizá.

miércoles, 2 de octubre de 2013

BEAU GESTE

"Mi reino no es de este mundo…" y concluye, reitera… "pero mi reino no es de este mundo".

Y debo aplicarme el cuento. Pero no. No acabo de creérmelo.

Que son otros los valores. Que no es esto, no es esto…
Que nuestras referencias deben ser otras.

La verdad… ¿Qué que es la verdad, imbécil? Si la tienes/tenemos delante…

Pero en fin, todo esto porque he leído hoy ese pasaje, impresionante, y me interpela.

Y pienso, sí, lo del Cuatro Latas blanco, en definitiva, es un gesto, pero refleja ese cambio de valores que no se rige por las apariencias. Porque si su reino fuera de este mundo, claro, ¡cochazo! Pero no.

Me encantaban los zapatos rojos de mi amado y humilde Benedicto XVI, que no eran más que un gesto, un bello gesto, símbolo de la sangre derramada por los mártires y la tradición bizantina y todo eso, y amo también los signos, los gestos del humilde Francisco.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Siempre a sus pies


No hay cosa más conmovedora que ver los zapatitos de un niño. Cuando están bien colocados a los pies de su cama, preparados para el día siguiente, o las pequeñas zapatillas de fieltro, tan minúsculas. Además cuando se ven esos zapatos gastados, ves la cara de su dueño. La forma de sus pies está marcada. Cuando no están en casa, su calzado en miniatura nos lo hacen presente de una manera muy intensa. Dan ganas de besarlos.
Pero lo que nunca deja de llenarme de ternura es ver a los pequeños con los zapatos puestos al revés.
Aparecen tan ufanos, orgullosos de haberse vestido "solos", con gran diligencia, ilusionados,sin la menor conciencia de su error.
Entonces nos damos cuenta de la ingenuidad, la inocencia, la indigencia absoluta del niño; de la responsabilidad de un padre. Están en nuestras manos. Nosotros a sus pies.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Nuevo lenguaje

Manolito viene renegando porque su madre le insta a hacer los deberes (el dice que no tiene): Las "flipaciones" de mamá- dice- Es una "motivá".

No sé si hay que reñirle o no. Por el tono me temo que sí, pero pregunto:

¿Qué es eso de "motivá", niño?

-Pos máma, que se cree mu chulita, que es una flipá. Eso es lo que significa-

¡Ea, pues ya me he enterado!

sábado, 21 de septiembre de 2013

EL CASO FAISÁN

Santiago está aprendiendo a leer. Es fascinante, divertido y a veces desesperante también.

En la página de la de la “h”, comienza muy ligero,: "helado", "hueso", "hilo" -todo sin titubear- "bruja".
¡Ay, te pillé, era un “hada”!

En la de la “f” lee: "foto", "Felipe y Felisa" y bajo un dibujo de un ave (que puede ser cualquier cosa) pronuncia con gran dificultad: ffffa……iii………ssssán.

Ahora -le digo- léelo de un tirón, y efectivamente, muy orgulloso y de una sola vez dice: ¡paloma!
El ya sabía que era una paloma, así que lo mismo le daba lo que pusiese debajo.

Tampoco hay que extrañarse, cuantas veces, a quien no le gusta la realidad palmaria se la inventa a su gusto. Los nacionalistas, sin ir más lejos

martes, 17 de septiembre de 2013

Al pie de la letra

Veo a Pilar, que come como una lima, atiborrándose con las patatas fritas. La conmino a que lo haga de manera más delicada y "propia de una señorita", como se decía antes.
-No te empujes las patatas con el dedo- le advierto, horrorizado, cuando veo como se introduce su pequeño índice en su boca, para que entren mejor, supongo.

Cual no será mi asombro cuando ahora veo como "se empuja" con el mango del tenedor.

Ah, claro (niña obediente) con los dedos no: ¡con los cubiertos!

lunes, 16 de septiembre de 2013

¿Qué tiene que ver el helado de turrón de Mercadona con la guerra de Siria?

Estaba sirviendo el helado en sus cuencos de cristal. ¡Umm! Los niños lo rociaban de caramelo líquido por encima. Ahora me tocaba a mí. El postre delicioso me hacía la boca agua.
Ignacio interrumpió y dijo que había recibido un mensaje. El Papa –dice- ha convocado una jornada de oración y ayuno esta tarde para evitar la guerra en Siria.
¡Glup!
No me serví el helado.

“Misiles norteamericanos apuntan 50 objetivos sirios, en un ataque inminente”, se leía en la primera página del periódico doblado en la mesa de la cocina.

Por la tarde millones de personas en todo el mundo oraron junto al humilde Francisco. Las monjas en sus ocultos conventos, los feligreses en las misas, la gente normal y corriente en sus casas. El Gran Muftí de Damasco, el kiosquero de la esquina, el patriarca ecuménico de Constantinopla, la médico del hospital de guardia, el líder del sindicato Solidaridad, Lech Walesa, el viejo sentado en el banco del parque…
Poca cosa en realidad, sin grandes aspavientos, ni alharacas.
Personalmente, he de decir, no tenía claro si era mejor o no la intervención de EEUU. En todo caso, sabía que la oración no caería en saco roto
A los pocos días la noticia:
“Rusia y EEUU llegan a un acuerdo para resolver el problema de las armas químicas en Siria”.
“El ministro insistió en que Siria cumplirá, pero que lo más importante es que se ha evitado una guerra que podía amenazar a todo Oriente Medio.”

Es pequeña cosa, minúscula, una gota de agua en al mar, pero, pienso, algo une, misteriosamente, una cucharadita de helado de turrón y los tomahawks norteamericanos…

martes, 10 de septiembre de 2013

¡Al colegio, otra vez!

Me ha recordado la anécdota, tan graciosa, de esa madre que, a regañadientes, consigue elaborar trabajosamente a su hijo el dichoso disfraz de castor, que le han mandado en el cole. Y cuál no sería su sorpresa cuando, al día siguiente, en el coche, el niño, con todos los avíos puesto, se pone a cantar muy contento : ¡A Belén castores, a Belén chiquito..!
Pues así, mi hija Pilar en su primer día, en parvulitos.
Viene diciendo que mañana ha de traer unos tacones para aprender a contar. ¿Cómo? - Sí, sí, mamá-, reitera ante la extrañeza de ésta - ¡Unos tacones!
Será que contarán los pasos contra el suelo y así suenan mejor, o vete a saber – comentamos su madre y yo ante las nuevas técnicas pedagógicas que no dejan de asombrarnos.
Pero menos mal que hemos leído un correo de bienvenida de la profesora, en el que advierte de la conveniencia de que los niños lleven a clase unos ¡tapones! para aprender a contar, de botellas de Coca-Cola, leche…
Pobre hija mía, a un tris ha estado de aparecer en clase con sus tacones de flamenca, que ya su madre estaba buscando en el altillo. ¡Si lo mandan en el colegio…!
Y allí que iría Pilarita muy ufana, faltaría más ¡con dos tacones!

martes, 3 de septiembre de 2013

Tourist information

Los cocheros de caballo son pintorescos en sus explicaciones. Hoy iba en bici detrás de uno y escuchaba lo que decía a los turistas:

Y aquí a su izquierda la Casa de la Moneda, de frente la Torre de la Plata y al fondo la del Oro. Aquí, a su derecha, la Casa de los Horrores...

-¿?

Efectivamente, allí se levantaba el enorme y mamotrético edificio de

¡HACIENDA!.

lunes, 2 de septiembre de 2013

¡SOLO ANTE EL PELIGRO!

Acabo de comenzar mi semana de “vacaciones” que bien podríamos llamar “SOLO ANTE EL PELIGRO”.
La chica de servicio se ha ido un mes a Bolivia. Sin ayuda en casa, Reyes ya ha empezado a trabajar, y yo he de lidiar con los cinco todas las mañanas hasta que empiece el cole el próximo lunes.
Me gustaría estar en Paris, con ellos, paseando por la ciudad y viendo museos, (en Disney no, me aterra) o en los Pirineos haciendo excursiones por la montaña, o en el camino de Santiago, entre iglesias románicas, arboles y fronda…pero no, me he de conformar con la Híspalis de siempre.
La verdad que me he de consolar con la belleza de las pequeñas cosas, ya que las grandes han de esperar.
El desayuno en la azotea ha sido magnífico. Fresquito, la Giralda recién dibujada, los jazmines mañaneros repletos de flores. Al principio he tomado el café yo sólo y poco a poco han ido apareciendo caras dormidas y despeinadas, en pijamas.
Hemos tomado tostadas de un pan recién hecho que Reyes dejó en la portería antes de irse a la farmacia, y Cola-Cao y jamón con aceite. Hemos disfrutado todos. Yo leía mientras tanto. Después he barrido las hojas de la noche, restos de la buganvilla y los jazmines. En el recogedor la escoba ha amontonado una verdadera “naturaleza muerta”.
Ese ha sido todo mi relax. Ya ha empezado lo bueno. Recoger el desayuno, hacer camas ¡Seis!, gritar ¡quien no ha tirado de la cisterna…! En fin, lo propio para meter en vereda a cinco salvajes…
Han comenzado las peleas… Ignacio quiere bajar a ver a su amiga del segundo piso que acaba de llegar del veraneo, los chicos lloran porque también. Finalmente logra escaparse ¡uno menos!. Mientras juegan con la Wii, aprovecho para limpiar los retretes con las escobillas y amoniaco y oigo llantos y gritos en la salita de arriba…De pronto entre gritos escucho a mi hijo Manolito, que es un rubio pecoso, con una cara de lo más gracioso, y que parece un muñequito un “me cago en tu ….. madre”. Me quedo tan espantado que no puedo ni reaccionar, con la escobilla todavía en la mano, como una estatua. Inmediatamente subo las escaleras como un ogro. Se hace el silencio. Aunque se opone tenazmente, logro propinar al rubio pecoso un bofetón en la boca, menor de lo que yo quisiera, ya que encoge la cabeza, pero en fin…al menos ha quedado aterrado de la magnitud de su falta. Bramo, diciendo que jamás vuelva a oír cosa semejante en esta casa,- si tu hermano te pega con un palo- grito, como parece que hizo Santi,- todo lo más que se puede decir es ¡caramba!
Llora, lo mando a su habitación, la culpa es de Santi- sigue diciendo.
Ahora voy haciendo camas. Al poco Manolito, llega lloroso, muy arrepentido, me pide perdón entre hipidos…¡es que tú no sabes lo que me ha hecho Santi! -Bueno, bueno,- le calmo. Me da un abrazo y yo me lo como a besos, claro, aunque le hago prometer que jamás dirá imprecaciones horribles de ese tenor hasta que no cumpla por lo menos cincuenta años…
Me pongo a continuar con las camas, menos mal que ahora en verano no hay mantas…
Escribo esto en cinco minutos de paz y sigo…
Ya iré contando (si sobrevivo).

jueves, 29 de agosto de 2013

Agosto deportivo II

Antes de proceder a realizar un ligero trotecillo, mis gemelos (los músculos) necesitan ser calentados.
Siempre me parecían ridículos e incluso pretenciosos esos ejercicios de precalentamiento que veía hacer a la gente. Pensaba que era una estupidez innecesaria y ganas de hacerse el interesante. ¡Oh, nunca digas de este agua no he de beber!. Hace algunos años retomé lo del footing y cuando llevaba 200 metros de trayecto, indefectiblemente un dolor intenso en las pantorrillas me impedían seguir. Me dijeron entonces que había que calentar previamente. Escéptico total, comencé no obstante a realizar unos ejercicios antes de la carrera y efectivamente, ya no quedaba cojo a los cinco minutos. Pero, madre mía, antes de cada carrerita, que no suele durar más de twenty minutes, debo estar fifteen haciendo flexiones diversas y variopintas. Cuando salgo en Sevilla los hago en el vestíbulo de casa, ante el pasmo, risas e imitaciones de mis hijos. Estos días en Sanlúcar los realizaba en la playa, ante el público presente: hermanos, amigos, conocidos...
Torsiones: una pierna para allá, otra para acá, tocar la punta de los pies sin doblar la rodilla, tumbarse y poner los pies por encima de la cabeza con las piernas rectas en una figura inconcebible... Ante la falta de un terapeuta a mano, los ejercicios me los he inventado yo, y me funcionan. Todos se parten de la risa al verme. Pero ninguno de los presentes ha logrado adoptar mis posturas imposibles, ni siquiera llegar a tocarse las puntas de los pies. Yo -me envanezco de ello- he conseguido poner la palma entera de las manos en el suelo, con mis hercúleas piernas totalmente rectas. Después correr, lo que se dice correr, lo hago más bien poco, pero en un momento de apuro me puedo colocar en un circo como hombre de goma.
Mis hijos (de 5 a 12 años...) me siguen por la playa, alrededor mía. Van para adelante, para atrás, mientras yo sigo a mi ritmo. Parecen los perrillos que siguen al que cabalga por la campiña entre lomas y cerros. (Cosa que yo no he hecho nunca). Y cuando llego derrotado, ellos siguen alborozados, entre saltos, brincos y sin una gota de sudor. Ces´t la vie.
Lo de nadar me va mejor. Cuando llega el verano me pongo en la piscina a hacer largos con mi elegante y distinguido estilo crawl y ahora lo hago en el mar, que me gusta mucho más, pues no hay que dar mil vueltas cada 25 m.
Este año no he podido participar en la travesía que va desde Bajo Guía a las Piletas. No me enteré a tiempo. Pero lo he realizado en otras ocasiones a instancias de mi hermano mayor, el atleta de la familia, que se apuntó y tiró de mí.
Recuerdo que la primera vez vino David Meca como reclamo a las Playas Sanluqueñas. A mi me cogió de repente y me acababa de tomar tres donuts artesanos del famoso Pam-Pim del mercado local. Y allá que fui yo, junto a mi hermano y el famoso nadador olímpico a recorrer 3000 metros de un lado a otro de la playa. Aun a mi pesar, Meca llegó mucho antes que yo. Mi hermano también. Pero que conste que llegué, y, esto se hizo famoso entre mis conocidos y amistades, cuando todos iban alcanzando la meta con sus cuerpos atléticos (ellos y ellas) y sus bañadores turbo de dimensiones ínfimas, aparecí yo entre las olas con mis bermudas de florecitas que me llegaban hasta las rodillas. ¡Buena prueba de que el deporte no está reñido con el pudor y la decencia!

No canso más al lector con la paliza que le hemos pegado mi hermano Loren y yo, que frisamos los cuarenta (por encima) a unos veinteañeros jugando al baloncesto en un dos a dos... (Loren por tocar el aro de un salto, salió lesionado, eso sí).
En fin, este ha sido mi agosto deportivo. Mesn sana in corpore sano.
El ejercicio de la mens lo relataré otro día si se tercia, en " Mis lecturas de agosto"

miércoles, 28 de agosto de 2013

Agosto deportivo.

La edad no perdona. Este mes de agosto he procurado eliminar toxinas y recuperar algo la esbeltez pérdida de la dorada juventud, aunque sin llegar ¡eso no! a las tabletas aznaríes, que tampoco se trata de epatar a nadie. No pretendo ser mirado y admirado por las chicas por mi torso marmóreo y pasear a pecho descubierto por la playa, ni enfundarme en camisetas de cinco tallas menos para que se marquen mis trabajadas líneas musculares a punto de estallar. No, no se trata de eso. Simplemente que las cervezas que ingiero antes de cada comida, como otros se toman los medicamentos prescritos, tres veces al día, no hagan estallar de alegría la curva de la felicidad, y pueda seguir remetiendo los chemislacoses o los fredperris por dentro del pantalón sin estirarlo como un chicle. Con eso me conformo. Pero. ¡ay! para eso hay que pagar un peaje, y cuan caro sale.
Mi admirado EGM me lo ha recordado hoy en su blog: http://egmaiquez.blogspot.com.es/2013/08/jogging.html
Los que no estamos demasiado metidos en el mundo del deporte nos las vemos y las deseamos. Por lo pronto para conseguir el uniforme adecuado que no es cualquier cosa. Carecemos de un fondo de armario al uso. Los zapatos están viejos, o se han oxidado, no tenemos calzonas, ni camisetas lúdico-deportivas al efecto, y nos apañamos con lo que tenemos a mano, con lo cual el modelo final no combina adecuadamente y la facha puede ser atroz.
En mi caso, este año olvidé los botines en Sevilla. Algunos días he ido al polideportivo a encestar algunas canastas con mis hermanos en alpargatas de esparto.
De mis cuitas sobre el calentamiento previo al footing o de mi travesía natatoria en la mar de Sanlucar hablaré mañana .

martes, 27 de agosto de 2013

¿Se puede ser más chabacano?

Ayer mientras se escuchaba de fondo en el chiringuito me di cuenta de nuestra degeneración.

El carpe diem horaciano ha dado mucho juego a lo largo de la historia de la literatura.
¡Oh Garcilaso!:
En tanto que de rosa y de azucena se muestra la color en vuestro gesto...

¡Oh Góngora!:
Mientras por competir con tu cabello, oro bruñido al sol relumbra en vano;...

Pero hoy, del "collige, virgo, rosas" hemos pasado al:

¡Dale a tu cuerpo alegría, Macarena, que tu cuerpo es pa darle alegría y cosa buena!
¡Toma ya!

lunes, 29 de julio de 2013

Ciencias Naturales

Santiago que es muy curioso y sistemático, antes de atacar el plato pregunta muy cauto:
¿Pero papá, las croquetas de donde salen de los árboles o de los animales?

viernes, 26 de julio de 2013

CINE DE VERANO

Junto a un olor olvidado, no hay nada que tenga un poder tan fuertemente evocador como la música. Una canción, incluso una mala canción, te puede transportar, sin pedir permiso, a otro tiempo, a otro lugar, a otras personas…
Estoy escuchando, por casualidad una canción de Julio Iglesias, "Sentimental". Y me viene de golpe con toda la fuerza irreprimible de la nostalgia de la infancia, el cine de verano de Sanlúcar.
Esta canción la ponían sistemáticamente al terminar la sesión, todos los días, mientras íbamos saliendo, todavía con las imágenes de la película en la retina y medio obnubilados con la magia del cine, con el sonido de fondo de las sillas plegables entrechocando y los comentarios de las gentes.
¡El fantástico cine de verano de Sanlúcar!  El  denominado "Gran Cinema", donde hoy se alzan unas viviendas feas y anodinas.
Sólo ponían películas de niños, una diferente cada día del verano. Allí vimos mis hermanos y yo todas las famosas del Oeste, que reponían, las de Luis de Funes, las de Terenci Hill, la Guerra de las Galaxias, algunas de Tarzán, de aventuras, de piratas, de guerra…
Haciendo honor a su nombre era un cine enorme, con una pantalla gigantesca pintada en la pared y que cada verano aparecía flamante, recién blanqueada. Con tres "categorías": unos bancos de piedra sin respaldo, la más barata, un duro. Claramente desaconsejable, donde no nos dejaban ir por el "pelaje" del respetable.
Separados por unas vallas, las sillas ya eran de tijeras, de madera y por último, la zona de "preferente" con sillas pintadas de azul y rojo, con respaldo y brazos, todo un lujo. Allí íbamos los veraneantes y la gente bien de Sanlúcar. La jerarquía estaba claramente establecida: 10 pesetas.
Fuera se acumulaban todos los puestos de chucherías del pueblo, que iban llegando a la caída de la tarde,  donde nosotros los niños nos veíamos desbordados, sin saber que elegir ante esos carritos repletos de maravillas y delicias, pipas, chicles bazooka, regaliz rojos, caramelos. El de la vieja desconfiada vestida de negro, que refunfuñaba sin parar y que nunca envejeció durante todos los años que rondó por allí, porque ya era vieja de siempre, y que te abría la mano, la pequeña mano, donde tenía uno apretada los fresones o las gominolas, -A ver, a ver- decía de malos modos. Y tocándolas con sus dedos, no muy aseados, iba recontando,- unos, dos,tres...¡cinco pesetas!- concluía.  y sacábamos nuestra moneda del bolsillo, en el truque maravilloso entre la vieja y el niño, el dulce tesoro,  impagable,  de los cartuchos de golosinas a cambio de unas monedas gastadas.
Y entrábamos en el cine ilusionados. Con fruición ya habíamos visto los cartelones con fotos que ponían en la fachada, con los momentos más significativos, que al salir, una vez ya vista, nos deleitábamos en remirar comentando las hazañas de los héroes, las peleas y puñetazos, que allí estaban reflejados. ¿Te acuerdas cuando...?- decíamos y relatábamos lo que más nos había impresionado...
Los últimos días de agosto ya refrescaba e íbamos bien pertrechados con botellas de agua e incluso algunas mantas. La tata, nos iba cubriendo con ellas las rodillas desolladas de pantalones cortos, cuando nos íbamos quedando, tantas veces dormidos, con la cabeza en posturas impensables o apoyados en su regazo, cálido, mullido y materno. Las grandes damas de noche cubrían los largos muros y, abiertas, esplendidas, a la oscuridad estrellada de aquellos veranos, invadían con su efluvio el gran recinto. La penumbra, la película mágica, el olor profundo, las pipas, las vacaciones larguísimas...¡Qué colmo de dicha y plenitud a los siete u ocho años!...
A veces se acababa la botella casera fresquita. Eran demasiadas pipas saladas y demasiadas bocas resecas para tanto niño y teníamos que levantarnos, como si estuviéramos en un desierto, y acudir al bar, corriendo para no perdernos nada, andando para atrás en la oscuridad y mirando la pantalla. Los vasitos de duralex estaban preparados en la barra, ¡a una peseta cada uno!, nos lo echábamos al coleto de un trago y volvíamos presurosos -¿Qué ha pasado? ¿Qué ha pasado?- urgíamos a nuestro vecino de silla, que nos contestaba molesto: ¡No haberte ido!
Hoy todavía,  cuando la dama de noche, me invade con su espiral fragante, vuelvo a mi infancia, a Sanlúcar. Regreso al Gran Cinema de la Calzada, vuelvo a mis noches de veranos ingenuos. Como hoy, la canción dulzona de Julio Iglesias, que hace tantos años que no escuchaba, me ha traído de nuevo al corazón, me ha re cordado virulentamente, mi infancia, ya lejana. Esas salidas del cine verano, de madrugada, adormilados, cuando, al llegar a casa, siempre estaban papá y mamá, morenos,  jóvenes, esperando...

(Evidentemente, con la edad,  me estoy volviendo un verdadero y lamentable “sentimental”)

miércoles, 24 de julio de 2013

Uff

Como Santiaguito ya a aprendido a montar en bicicleta estaba desmontando los ruedines de  la suya. Bueno, ya no sirven para nada, pensaba aliviado  ¿o tal vez...?
Como el armazón del carrito estorbaba el paso hacia el trastero, lo empujé con fuerza. Total si es un trasto inútil, e inmediatamente me asaltaba de nuevo la duda.
Por la calle vi a un padre bisoño con un niño minúsculo en brazos, y yo sonreía para mis adentros con aire veterano. Ya terminó la hora de los flatitos, el cólico del lactante…¿?
Con la luna, tan llena ayer, la naturaleza siguió su ciclo.
¿Uff?

domingo, 21 de julio de 2013

Somos imprescindibles

Santiaguito está desde el viernes en el campo, en casa de un amigo. Sólo es uno y además no el más latoso, pero llevo todo el fin de semana con una sensación de que me faltan unos pocos, como si estuvieramos la mitad. La casa parece semi vacía. Es una sensación extraña y además falsa, porque seguimos siendo muchos, pero en una familia, y seguramente sólo en una familia, es donde nos damos cuenta de que todos somos únicos e irrepetibles.

miércoles, 17 de julio de 2013

¡OH!

Pápa, me dice Santiago, te estoy preprando una sorpresa.
 ¿Y qué es?
No te lo puedo decir, sino no sería una sorpresa.
Lo llevo montado en bicicleta de pie en la barra delantera, con la cabeza a la altura de mis labios. Tan pequeño.
Y pienso, ¿qué otra sorpresa me vas a dar?. Si un hijo es una permanente sorpresa . Si no me repongo de la sorpresa todavía, desde que me enteré de la existencia de cada uno cuando dio positivo el test de cada embarazo.

martes, 16 de julio de 2013

La novena


Archivo:Interior Sto Ángel (Sevilla).jpgEn la iglesia se abanican las beatas. ¡Ay Virgen del Carmen!, suspira aquella con su batita floreada.
Primer misterio- se escucha desde el atril y la salmodia se va destejiendo entre las naves oscuras.
Los ventiladores  trabajan incansables como abejas y zumban en la penumbra.
El sacristán va encendiendo las velas del altar. Se impregna el ambiente del olor a fuego, a pabilo quemado, a humo.
El calor hace adormecer a las viejas, algunas de las cuales de vez en vez, pegan un respingo y agitan fuertemente el abanico durante unos segundos, para volver al vaivén moroso de nuevo, en la siguiente avemaría. Se escuchan los dijes de las pulseras, las medallas y los collares contra el pecho.
Las devotas de la Hermandad llevan un gran escapulario marrón sobre sus vestidos ligeros de verano y ocupan los primeros bancos.
Ruega por nosotros, se escucha, ruega por nosotros. No se sabe si se contesta o se inicia la jaculatoria. Todo va unido en un bisbiseo maquinal.
El retablo ya está iluminado para la novena. Las flores blancas que adornan los altares con profusión expanden un olor untuoso, mortecinas y abrumadas por el calor de la tarde de julio.
El incensario pende en el presbiterio, humeante, a la espera del comienzo de la celebración y une su aroma al ajado de flores, cera y cerillas tiznadas, circundante.
Por las ánimas benditas…, por las intenciones del Papa…El Rosario apura su granazón.
La iglesia se ha ido llenando.
La Virgen está espléndida allí arriba, con su corona de fiesta, vestida para la ocasión, con un escapulario bordado profusamente, que le han regalado un grupo de parroquianos y estrena hoy. El niño lleva los zapatitos dorados de los días grandes y dos valiosos  jarrones de porcelana pintada, legados por algún devoto y que adornarían el estrado isabelino de alguna casa antigua, están repletos de nardos y rosas blancas a ambos lados de la imagen dieciochesca.
Si uno se fija bien, notará como la Virgen sonríe complacida, ante esos feligreses piadosos que rezan a sus pies, ante ese grupo de señoras que se abanican pensarosas ante su imagen, ante esos corazones que  vienen a dejar sus cuitas a sus plantas, en esas devociones humildes, sencillas, rituales, conmovedoras, que vienen practicando de toda la vida de Dios.

jueves, 11 de julio de 2013

¡BEATA TUMBONA!

Tras la lucha con las rosas, me miro las manos llenas de arañazos y también una línea roja en el tobillo. Pero he vencido. Estoy recostado al fresco de la noche en la azotea.
Ha temblado el foco bajo el que leo, un instante, y la Giralda, a lo lejos, se ha apagado. No sé porqué. Cuando vuelvo a mirar está de nuevo incandescente.
A estas horas de la noche todo está en orden. Los niños abajo dormidos.
 Hoy ha sido el cumpleaños de Reyes, once, y la tarde, con varios invitados, bastante ajetreada. A Pilar le han encantado las “teresas” (sic) y se ha pegado un atracón dejando sólo los huesos.

Yo tenía que meterle mano a la azotea, barrer las hojas secas, rellenar varias macetas, trasplantar otras que estaban aprisionadas, quitar las malas hierbas, echar abono… Siempre lo iba dejando. Hoy por fin, no sin pagar mi tributo a las rosas, lo he dejado todo como nuevo.

 Los jazmines se mecen satisfechos recién regados, igual que yo en mi tumbona.

Pero ahora llega lo mejor. Esta tarde fui a la librería y caí en la tentación. Tengo en mi poder el último de Trapiello, y el pequeño libro de Rocío Arana. Cuando fui a la presentación de este “La llave dorada”, no lo pude comprar, porque, oh, como siempre, no llevaba ni un euro en el bolsillo. Me sentí un poco avergonzado entonces, ¡sólo nueve euros! Hoy me he desquitado, y además he dejado encargado los dos tomos de los diarios de Iñaki Uriarte ¡qué ganas tenía! y he tocado y sopesado y hojeado, pero no me he atrevido a llevarme, el hermoso libro de las poesías completas de Emily Dickinson. Pero caerá. Mi santo se acerca.

Por fin en la azotea recién regada, he sacado los libros de la bolsa. “Miseria y Compañía”. Lo he tenido unos minutos en mis manos sin atreverme a despojarlo del celofán. Disfrutando de las vísperas. Al fin lo he abierto. Qué gustazo un libro nuevo. Qué expectación, que sé de antemano que, en este caso, será satisfecha. He leído morosamente el prologo, y las primeras páginas, muy pocas. Lo haré con delectación, y en pequeñas dosis, para que no se acabe.

Qué paz. Qué armonía. Ni un grito. Ni un llanto.

¡Beata tumbona!

¡El mundo está bien

 hecho!

miércoles, 10 de julio de 2013

LA ALBERCA



Zumbaban las avispas y se arremolinaban en los pequeños charcos que habían dejado los pies de los niños al salirse del baño.
La hora de la siesta caía a plomo como el sol sobre el cortijo. El olor de la higuera era meloso y denso y cantaba la chicharra, aserrando el silencio, penetrante.
En la alberca formaban ligeras ondas las largas patas de unos mosquitos que arañaban el espejo frio del agua. Una libélula vibraba volando cerca de las adelfas polvorientas.
Todo lo demás dormía. Dormían los padres en las umbrosas estancias. Dormían los caseros. Dormían los mastines a la sombra del arco de la puerta de entrada molestados por las moscas.
El niño aprovechó y salió al patio empedrado de chinos gastados. Los perros movieron las cabezas solemnes y siguieron su rutina.

El silencio era denso.
Todo era blanco y amarillo de cal y sol.
Los trigales desnudos tras la siega ardían y los olivos, como soldados desfallecidos, languidecían, ordenados, sobre los cerros.
El suelo quemaba y volvió en silencio, el niño, por los zapatos de lona que dejó bajo la cama. Las lozas de barro de la sala estaban frescas.
Se acercó a la alberca que tenía prohibida. La verja, pintada de verde, estaba cerrada y rechinó el pestillo de hierro oxidado cuando con todas sus fuerzas descorrió el cerrojo. Apenas llegaba de puntillas. El metal ardía. Casi rompe el bote de cristal que llevaba en la otra mano. Desde la ventana había visto una lagartija. Aún estaba ahí, sobre el borde de cal hirviente de la alberca.
El agua casi negra reflejaba un cielo sin nubes y, en los bordes, la sombra de la higuera y los naranjos. Subrepticiamente caminaba por el bordillo hacia su presa. Cuando estaba al lado se precipitó sobre ella con toda la rapidez de sus cuatro años y todo el ímpetu de su deseo. Pero escapó, por un pelo.
El bote rodó y fue a parar al fondo de la alberca.
El niño elevó una pierna sobre el agua , se balanceó sobre la otra, hizo una pirueta inverosímil y recuperó el equilibrio. Los dos pies pequeños y firmes otra vez al borde de la alberca impasible. Asustado regresó a su cuarto.
Un rabo de lagartija se movía sólo sobre la piedra.
En la casa todos dormían.
Era la hora de la siesta.

viernes, 5 de julio de 2013

Manos consagradas

Hemos vivido unos días muy alegres, intensos y llenos de emoción. Mi amigo y compadre Manolo ha sido ordenado sacerdote.
Es muy difícil expresar el cúmulo de sensaciones que supone ver las manos del amigo consagrar por primera vez.
En la acción de gracias de su primera Misa, leí unas palabras, y aludía al acto de besar las manos del sacerdote, costumbre que se conserva todavía, al concluir aquella.
Termine con estas palabras, simples, que tratan de acercarse ese misterio .

Para aventar la parva
Y separar el grano de la paja
Para limpiar el mundo
para escardar sus plantas
usas, Señor, el bieldo
de las manos de amor
 llenas
de plata
de luz
de un pobre cura de las almas
Curador del dolor
de las heridas,
el que lleva Tu voz
en sus palabras
y la Gracia de Dios
en la vasija
del temblor ahuecado
de sus palmas,
entregando
el tesoro de Tu vida
en la sangre del vino
derramada
sobre el altar,
y en el trigo desbrozado
en el blanco mantel
Cuerpo y hogaza.

miércoles, 3 de julio de 2013

¡Qué bello es vivir!

Ayer fue el segundo año que “celebramos” el aniversario de bodas sin que mi padre estuviera con nosotros.
Compramos unos cartuchos de pescado frito en la nueva freiduría que han puesto en el Salvador. Los chocos, las puntillitas, el cazón en adobo, los disfrutamos en la azotea a la sombra de la Giralda.
Mi sobrino Currito, el mayor de los nietos, había aparecido en bicicleta en casa de mi madre, para que no durmiera sola en día tan señalado.
Lorencito acababa de llegar de pasar tres meses en Irlanda, Pachi no pudo venir, y la monja seguía entre rejas. Pero lo pasamos muy bien.
Todo hay que celebrarlo, porque, gracias a ese día de hace cuarenta y siete años, Currito puede montar en bicicleta, el otro venir de Irlanda, los demás corretear entre las macetas, jugar a la Play y derramar el agua sobre el mantel.
Todo es don.
A lo Capra, no tengo más remedio que pensar, que hubiese pasado sin ese caluroso día de bodas.
Ni uno  hubiese salvado tantas vidas con desfibriladores y marcapasos, ni otro devuelto la vista a tantos con sus operaciones de retina, ni aquella haber deshecho entuertos con sus pleitos, ni la otra ofrecido tantas oraciones, y sobre todo, lo que queda por venir… ¿Qué maravillas no harán los nietos, y luego los biznietos… ¿
Hay mucho que celebrar sí.
Además, y salvando las distancias, claro, ustedes no estarían leyendo este blog.

domingo, 30 de junio de 2013

El loco


Ayer se consumó lo que muchos temían.
Acababa de reformar su farmacia. Ampliada y flamante, era un negocio rentabilísimo.
Un arquitecto de prestigio le había diseñado la casa de sus sueños.  Construida de aire y luz con algunas, muy pocas, paredes blancas y un ciprés.
Y  el “cum laude” relucía sobre su título de doctor.
¿A qué viene ahora lo del cambio de trabajo?
¿A su edad, que necedad romántica es esa de realizarse, de hacer lo que verdaderamente a uno le gusta?
El sueldo es miserable, la movilidad laboral continua, el horario insufrible, sin fines de semana y con horas extraordinarias que no están reconocidas en convenio colectivo alguno.
Y encima sonreía, definitivamente está loco, cuando su “jefe” le imponía las manos sobre la cabeza y le ungía las suyas con óleo y le encargaba que cuidase de sus “clientes” más que de su propia vida.
Vida que, dice, ahora comienza verdaderamente a vivir.
Allá él.
Vestido de luto cobra un extraño aspecto
El loco. El cura.

martes, 25 de junio de 2013

De tal palo tal astilla o disculpen mi jactancia

Nos avergonzábamos cuando mi padre, orgulloso él, proclamaba a los cuatro vientos las buenas notas que sacaban sus hijos. ¡Y además todos con sobresalientes y notables!, se ufanaba.
Y nosotros escondíamos la cabeza y bufábamos, ¡papá, por Dios, que le importa a la gente. Van a pensar que somos unos asquerosos repelentes!
Ayer me sorprendí, como él, cuando Reyes me telefoneó con los boletines recién recogidos, anunciando a mis compañeros de trabajo las buenas notas que habían sacado mis cinco hijos. ¡Y a Manolito, lo han felicitado particularmente en la reunión de evaluación de profesores!- añadía.
Ahora comprendo, el orgullo legítimo de mi padre. Y también sé, que la gente es buena e indulgente y perdona a los padres, nuestro envanecimiento, y sonríen condescendientes, conocedores de nuestro "desequilibrio emocional".
Las broncas, los paseos de arriba abajo durante el curso: al colegio, al conservatorio, al futbol, a los cumpleaños… El "¡niño estudia!", el tomarles la lección, el recortar y pegar las fotos de cuadros, naturaleza, animales, las sumas, los quebrados, los ríos y montañas, el inglés, el pegamento, la ortografía, la lectura, los castigos, las prohibiciones: la tv, los programas no permitidos, la PSV, el ordenador, la Wi…Las luchas a la hora de acostarse, las batallas a la de levantarse, con lluvia, con paraguas, con katiuskas, con frío o con calor...every day...
Ahora han dado sus frutos. Todos con sobresalientes y notables. Y aquí dejo constancia.
 Perdónenme mi vanidad, amigos.
(¡Ay, padre, quién me lo iba a decir!)

lunes, 24 de junio de 2013

Noche de ópera. Noche de luna.

Hay noches redondas como la luna llena. Ayer fue una de ellas.
Asistimos a la representación del segundo reparto del Rigoletto en el Teatro Maestranza. Reyes y yo solitos.
Memorable: Leo Nucci es una vieja gloria, que a sus 71 años sigue deslumbrando en el papel del trágico bufón. Con una riqueza de matices y de interpretación inigualables.
Con el telón bajado hicieron él y Jessica Prat un bis de la Vendetta, tras el cual, el teatro se puso en pie como un resorte y estalló en aplausos. Merecidos. Emocionante.
Fue una noche de ópera clásica, a la antigua.
Salimos fascinados, encantados, plenos, como la luna, que entre las palmeras de los jardines de la Caridad, plateaba nuestro paseo de vuelta a casa, juntos.
Los dos.

domingo, 23 de junio de 2013

WEI WEI: trabajo de chinos.




Los experimentos de Wei Wei son interesantes. Es un artesano que denomina la técnica ancestral de la porcelana de su país.
Sus “obras” son ocurrencias que tienen que ser explicadas con unos vídeos para que el visitante sepa qué quiere decir con ello.

Lámpara gigante, muy bonita, la verdad. Su significado profundo estaba en una cartela, pero no me acuerdo de ello.




Sandía de porcelana. Muy bien hecha. No sé si tenía algún sentido que se me escape.

Está claro que así, cualquier cosa puede tener un significado profundísimo. De modo que se pueden poner unos tetra brik de leche formando una pirámide y explicar la servidumbre de los esclavos egipcios como metáfora láctea del sometimiento del hombre de hoy a los dictados del mercado capitalista en un alegato furioso y onírico contra el hambre del mundo en una sociedad ahíta donde el excedente de producción se corrompe transmitiendo a aquella su putrefacción. Por ejemplo.

Con todo, la visita fue de lo más agradable. Lo mejor, el maravilloso marco donde se expone. El monasterio de la cartuja es una delicia, lleno de, ahora sí, obras de arte, que no necesitan ser explicadas. Unos retablos, unas esculturas yacentes, unos azulejos, unas capillas gótica, una fuente, un patio, el arrayan, un claustro…y la memoria magnífica de los que nos precedieron y que rezuma entre los viejos muros y lápidas:

Sólo por la novela que aquí se narra vale la pena la visita



El guerrero cuya memoria siempre bive, porque quien a Dios sirve es razón que sea assí...




 


















 


Este hueco pertenece a una vasija que una pobre visitante rompió en una caída. Menos mal que hay muchas.


Esta obra es simplemente asombrosa. 
Se trata de 110 millones de pipas de porcelana. Repito, no es una errata, CIENTO DIEZ MILLONES de pipas de porcelana hechas a mano y pintadas una a una durante dos años por 1200 obreros chinos. El proceso de elaboración y su significado se explican en un vídeo bastante interesante. Tampoco puedo recordar exactamente que era. Pero era increíble ver como pintaban las semillas, en una media de 2,4 segundos. En Sevilla sólo se han expuesto 3,3 millones. Quizá por eso no se entiende del todo bien la obra, ya que le faltan "algunas" piezas. Lo que se dice un trabajo de chinos.

Total de 110 millones de pipas:
385.000.000 libras (455 millones de euros)






En una antigua capilla barroca podemos ver esta pieza ensamblada y muy curiosa


Y si nos damos la vuelta podemos admirar detenidamente este precioso retablo


Tengo que confesar que me encantó la visita, pero respecto del chino he de decir que me pasó como al del soneto cervantino:

Y luego, in continente,
                                                       caló el chapeo, requirió la espada,
                                                     miró al soslayo, fuese y no hubo nada