miércoles, 29 de noviembre de 2017

Murillo y su música

La Capella Real de Cataluña, Hesperión XXI bajo la dirección de Jordi Savall ofrecieron ayer un concierto espléndido por la inauguración del "Año Murillo" que se presenta totalmente apetecible. Ya iré contando en este blog.
La apertura no pudo ser más exquisita.
Savall organizó un programa en que relacionó las fechas de la biografía del pintor con composiciones de la época.
La tiorba, la chirimía, el sacabuche, el bajón, qué nombres tan evocadores... Podíamos imaginar al pintor entre abates, canónigos y capellanes a los sones de la música, a damas con guardainfantes al aire de una pavana, a los pilluelos del arenal que retrató, al escuchar la chacona.

El tema de "Todo el mundo en general" tan querido en Sevilla, de Correa de Arauxo, lo repitió en solitario con una viola de gamba soprano, llenando el teatro con un instrumento mínimo, una maestría inigualable, una delicadeza extrema. El Pro defunctis final (muerte del pintor tras caer de un andamio mientras pintaba a los 65 años) fue excelso, cuando terminó la última nota y las voces se apagaron hubo unos segundos de recogimiento sobrecogedores.

Como propina el canto de unos poemas del "eco", tan divertidos e ingeniosos.

La edición del programa con todas las letras de las canciones e imágenes murillescas un acierto total.
En fin algo muy alejado de la vulgaridad que nos asola. Parece que esto empieza bien. El teatro, gracias a Dios, estaba a reventar y los aplausos atronadores.

Fui con mi hija pequeña, que esta en segundo de viola de gamba, se portó  mejor que muchos adultos. Ni el más mínimo ruido, ni una tos, a diferencia de algunos que habría que colgar de una soga cuando en los momentos más preciosos irrumpen con sus  bestiales gruñidos.
Además ella, a sus nueve años recién cumplidos, me enseñó como en las "notas sueltas" era el artista capaz de mover el arco y con la otra mano cambiar la partitura sin dejar de tocar.
Sólo en las dos últimas piezas cerró los ojos con su cabeza recostada en mi hombro. Otra delicia.

De los álamos, vengo, madre.
 De ver cómo los menea el ayre. 

 De los álamos de Sevilla,
 de ver a mi linda amiga. 

 De los álamos, vengo, madre.  
De ver cómo los menea el ayre.



domingo, 19 de noviembre de 2017

UNA GRAN SEÑORA


Era Ángela una señora espléndida, alegre, optimista y fuerte.
Con ella se va una generación, justo la anterior a la del mayo del 68. Aquella que todavía vivió en la infancia los coletazos de la guerra y la postguerra y nunca jugaron a ser héroes de falsas barricadas porque sabían de primera mano lo que cuesta conquistar el sosiego de la vida ordinaria.
Era una mujer de una gran belleza, que ha conservado a lo largo del tiempo, a pesar de los años. Iba peinada siempre con el pelo recogido de un modo elegantísimo, parecía una actriz, una rubia distinguida de los años cincuenta, una fascinante dama de Hitchcock.
Tenía la voz un poco ronca, la de esas señoras cautivadoras que fuman con un estilazo.
Porque si de algo podía presumir era de su innegable atractivo. El mismo que han heredado todas sus hijas.
Ella y Juan Antonio eran una pareja seductora. Quiero decir, de un fuerte carácter, unas firmes convicciones y un entusiasmo y vitalidad inigualables.

Amigos de mis padres desde que yo tengo memoria, recuerdo las tertulias en el salón de casa, los sábados por la noche cuando regresaban de cenar en algún restaurante de moda. Juán siempre tomaba un whisky, que a mí me parecía algo fascinante, muy entre John Wayne y Humphrey Bogart y fumaban, entonces todos fumaban, y entre la envolvente de espirales de humo discutían apasionadamente sobre la incipiente democracia y el futuro de España.
De aquella casa en el Heliópolis recuerdo el continuo subir y bajar de escaleras de sus nueve hijos, el  pasamanos de madera y el olor de jazmines del patio.
Era una Sevillana de pro, criada en la calle Acetres, cerca de la casa donde nació Cernuda y de la esquina donde habitó Turina y eso se le notaba, porque nadie en la feria sabía llevar un mantón de Manila con el garbo de Ángela, esas piezas maravillosas que heredó  y bordaron  con grandes flores para la exposición del  29.
Abro el álbum de fotos, encajadas por los ángulos en celofán y veo, con el tono desvaído de los primeros revelados en color, a unos jóvenes matrimonios, en unos de esos periplos que hicieron por Europa. El mítico viaje al congreso en Varsovia: de Sevilla a Copenhague en un R-8, y veo a Ángela y Juan Antonio, delante de un viejo Citroën y al grupo de los médicos que todavía conocieron el antiguo Hospital de la Sangre, el de los últimos, serios y solemnes catedráticos y el de las monjas por los pasillos. Están felices, jóvenes y eternos.
Se ha ido Ángela, pero cada vez que la recuerde, será un dulce, hermoso y jubiloso recuerdo.
Su herencia es una familia numerosa, excelente, singular, encantadora, como lo ha sido ella durante toda su vida y lo seguirá siendo en el Cielo.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Sesión de noche

Reyes había salido y había dejado la cena perfectamente preparada y todo en calma, aparentemente.
Pilar aprovechó que Manolo cenaba para quitarle el partido España-Rusia y ponerse a ver los dibujitos en la tele del salón. Por fin con gran trabajo consigo que acceda a subir a la tele de arriba.
A continuación es Santi el que durante el intermedio cambia el canal. Cuando el hooligan regresa, se arma el gran pitote. Santiaguito se niega en redondo a subir a la salita y ver los dibujos que ya su hermana estaba viendo.¿Qué porqué? Ah, eso mismo me pregunto yo... las manías de los niños que crispan los nervios a cualquiera y hacen perder la paciencia al Santo Job, no digamos a mi, virtud de la que carezco en grado sumo.
No hay manera. Razono, dialogo y finalmente me enfurezco y termino castigándole: directamente a su cama sin tele ni nada. Este toma y daca me saca de quicio. Reyitas que estudia en su cuarto se levanta crispada y protesta porque no le dejamos estudiar su examen de mañana.

Me voy a la ducha, a ver si me relajo. Justo cuando abro el grifo oigo desde detrás de la puerta ¡papáaa!¿papá, te queda mucho?
¿Qué significa +xghhtr#*" en español? -No me entero- le grito- espera a que salga... pero no espera y mientras intento terminar cuanto antes no ceso de oír como una matraca, cada dos segundos: ¡papaa, papaa, papaaa, pappaaa! Ni relajación, ni nada. En toalla y medio mojado le traduzco no se qué. Ya se va.
Por fin me siento. Las diez. Abro el libro, Cuentos de Chejov, primera página. -Papá, pregúntame religión, que tengo mañana examen. Otra vez Pilar.
El jardín de Adán, no- le explico- de Edén. Que qué significa rebeldía, y eso de Elegir, que es un acto de la voluntad y la libertad... Le pongo un ejemplo de un acto libre o coaccionado con un plato de lentejas y una pistola. En fin parece que lo entiende y por fin se va. Un beso. No olvides rezar. Hasta mañana.
Ya dejo el libro y me pongo en el ordenador una gran película. Te querré siempre. Las diez y media.
En ese momento llega Ignacio de entrenar. Tiene la cena preparada en la cocina. Me da no sé qué que cene sólo y me levanto y le acompaño. Tiene un tirón en el cuello. Come vorazmente. Por favor, no llenes tanto el tenedor, que se cae la comida al plato, que te manchas las comisuras de mayonesa... límpiate, el codo...
Le invito a ver la película conmigo.Todos los demás están ya dormidos. Manolito en el sofá, al que traslado con dificultad a la cama. A Ignacio le mandan mensajes continuos por el móvil. O lo dejas o te vas, pero esta película no es para verla así- le recrimino.
Llega su madre. Paro la peli. Se comentan las novedades. Pido de nuevo silencio y comenzamos a verla.
Es un peliculón, la verdad. Ingrid Bergman está de escándalo, y me entran unas ganas tremendas de buscar un vuelo barato para Nápoles y Pompeya.
Termina el Viaggio in Italia, título original, y aparece "Fine" en la pantalla. También lo es para mi larga sesión de noche. Hasta mañana.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

La casa sosegada

Un 8.75 en sociales. El Ecuador lo ha señalado en el Polo Sur y ha puesto vida con be. Pero está bien. Animo a Santiago. Escucho a Pilar en la cocina leyéndole balbuciente a su madre todos los deberes que le han mandado, y que le ocupan-dice-  una página entera de su agenda. Ahora chapotea en el baño.
Suena la sinfonía nº 2 de Schumann y me llega el olor sabroso de la comida de mañana que hoy se cuece.
Leo.
Ignacio se marcha a entrenar al río, ya de noche, y me pide mi bicicleta. Le advierto que no me la destroce como la semana pasada.
Cuando llegué de Polonia las marchas estaban estropeadas y durante la reparación he tenido que circular dos días con la pequeña bici rosa de mi hija.
Reyes y Manolo estudian en su cuarto.
Ahora es un quinteto de piano lo que suena.
Del salón en el ángulo oscuro sólo el cerco de una lámpara destaca en la penumbra y tras la ventana la cornisa barroca de la iglesia.

Qué extraordinaria tranquilidad.

Creo que  me voy a saltar el telediario esta noche.



viernes, 3 de noviembre de 2017

Vinieron las lluvias

Y con ellas, parece, ha estallado la paz.
El verano no se iba nunca y como una condena se iba alargando.
Sobre las ciudades un aura caliginosa y sucia, un manto astroso, iba cubriendo los tejados y los ánimos.
Desde Cataluña nos llegaban las noticias, como chispas, que saltaban sobre este triste polvorín, amenazando con el estallido de la santa Bárbara de esta España nuestra, tan querida (cómo lo hemos notado de pronto, aunque nos parecía un sentimiento relegado) y humillada. Los montes ardían, añadiendo leña al fuego.

Pero por fin han llegado las lluvias, el riesgo de incendios ha desaparecido.
Los insurrectos están en las cárceles y la gente, tan exaltada, tan impetuosa y vehemente, parece que se han apagado también con los chaparrones.

Sin ser ricos, casi todos podemos permitirnos una mesa de camilla, unas castañas asadas y un brasero. También en Cataluña, un vino del Penedés y una tapita de butifarra.

Qué pereza eso de salir a la calle con lo bien que se está en casita.

Escucho los nocturnos de Chopin mientras las gotas se deslizan por los cristales y tras ellos tiemblan los chapiteles de la iglesia.

Por fin ha llegado el otoño, por fin han regresado las lluvias.

Bendito el orvallo que llora sobre este tiempo de oro.