En la prensa de hoy:
La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a 35 años de cárcel y al pago de una indemnización de 299.351,51 euros por dos delitos de asesinato a Sara L.H., la mujer de Pilas acusada de matar a dos bebés suyos que en noviembre de 2012 fueron hallados por su ya exmarido en sendos congeladores de la vivienda familiar, unos hechos que califica de «extraordinariamente graves».
Y la gente se escandaliza horrorizada porque fueron asesinados nada más nacer.
Si los hubiese matado tres meses antes hubiese sido aplaudida por esta misma sociedad “progresista” que ahora la condena.
Si un día antes, alegando una enfermedad “extremadamente grave”, podría haberlo realizado impunemente, de acuerdo con los “derechos” otorgados a la mujer en la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo.
Y en la sentencia se afirma: En ambos casos, la acusada actuó sin que los bebés tuvieran «posibilidad de defensa».
¿Me pregunto qué posibilidad de defensa tiene un feto de 14, 22 o 40 semanas?
jueves, 25 de septiembre de 2014
miércoles, 24 de septiembre de 2014
CON EL MIO QUE NO CUENTEN
En los asépticos ordenamientos jurídicos occidentales siempre se impone la razón al corazón. Siempre vence la frialdad frente a la pasión. Excepto en el caso del aborto.
Frente al hecho, indubitable, de dar muerte a un feto que se dirige inexorablemente a la vida plena, se imponen las razones sentimentales de las circunstancias de la madre, que pueden ser muy duras en muchos casos, en otros puede que no, y se cercena esta vida todavía dependiente.
Nuestra sociedad, a la vista está, justifica estas muertes, considerando otros valores como superiores. En estos casos la libertad de la mujer (y además sólo de la mujer, nunca se tiene en consideración al procreador necesario) es mucho más evidente que la vida del feto que no se ve. (Realmente, ahora sí se ve).
Es más fácil compadecer a la mujer que se conoce frente al anónimo ser que lleva en sus entrañas y que en definitiva nunca llegará a tener nombre.
Las diversas sociedades y culturas, a lo largo de la historia ha cometido muchas equivocaciones y los ordenamientos jurídicos han admitido muchos hechos que hoy nos parecen aberrantes.
El uxoricidio hasta hace bien poco era considerado una consecuencia lógica de un flagrante adulterio. Incluso esos crímenes pasionales, (hoy llamados violencia de género) eran objeto de atenuantes. El derecho al honor del hombre sólo se limpiaba con sangre. La sociedad “justificaba”, es más “exigía” en ocasiones, esa “reparación”.
El hecho de matar a la esposa adúltera hoy nos parece una aberración e incluso, al tratarse de violencia contra la mujer, es hoy objeto de agravante, justo lo contrario de los códigos punitivos de antaño.
El hecho era entonces, y ahora, el mismo: una barbaridad.
Sin embargo, esa cierta “legitimidad” del hombre que reparaba su honor nunca llegó tan lejos como para considerarlo como un “derecho”.
En nuestra legislación actual el aborto, cuya ilicitud, antes era paliada por las circunstancias atenuantes que cada dramático caso podía conllevar, ha pasado a ser un “derecho”.
Hoy en nuestra sociedad occidental, heredera de los principios del derecho romano, de la lógica de la ilustración, de la primacía de la razón sobre la ofuscación que producen los sentimientos, han primado estos sobre aquella. Nos vamos acercando otras culturas, cuyos ordenamientos jurídicos están regidos por otros principios generales del derecho. Este grave retroceso será, quizá, consecuencia inevitable de la globalización. Espero que no lleguemos de nuevo al ojo por ojo y diente por diente.
La sociedad puede estar equivocada, de hecho está equivocada, y el político indigno se deja llevar por el vaivén de una opinión pública que viene y va a lo largo de la historia, en busca del voto y prescindiendo de los principios.
Con el mío que no cuenten.
Frente al hecho, indubitable, de dar muerte a un feto que se dirige inexorablemente a la vida plena, se imponen las razones sentimentales de las circunstancias de la madre, que pueden ser muy duras en muchos casos, en otros puede que no, y se cercena esta vida todavía dependiente.
Nuestra sociedad, a la vista está, justifica estas muertes, considerando otros valores como superiores. En estos casos la libertad de la mujer (y además sólo de la mujer, nunca se tiene en consideración al procreador necesario) es mucho más evidente que la vida del feto que no se ve. (Realmente, ahora sí se ve).
Es más fácil compadecer a la mujer que se conoce frente al anónimo ser que lleva en sus entrañas y que en definitiva nunca llegará a tener nombre.
Las diversas sociedades y culturas, a lo largo de la historia ha cometido muchas equivocaciones y los ordenamientos jurídicos han admitido muchos hechos que hoy nos parecen aberrantes.
El uxoricidio hasta hace bien poco era considerado una consecuencia lógica de un flagrante adulterio. Incluso esos crímenes pasionales, (hoy llamados violencia de género) eran objeto de atenuantes. El derecho al honor del hombre sólo se limpiaba con sangre. La sociedad “justificaba”, es más “exigía” en ocasiones, esa “reparación”.
El hecho de matar a la esposa adúltera hoy nos parece una aberración e incluso, al tratarse de violencia contra la mujer, es hoy objeto de agravante, justo lo contrario de los códigos punitivos de antaño.
El hecho era entonces, y ahora, el mismo: una barbaridad.
Sin embargo, esa cierta “legitimidad” del hombre que reparaba su honor nunca llegó tan lejos como para considerarlo como un “derecho”.
En nuestra legislación actual el aborto, cuya ilicitud, antes era paliada por las circunstancias atenuantes que cada dramático caso podía conllevar, ha pasado a ser un “derecho”.
Hoy en nuestra sociedad occidental, heredera de los principios del derecho romano, de la lógica de la ilustración, de la primacía de la razón sobre la ofuscación que producen los sentimientos, han primado estos sobre aquella. Nos vamos acercando otras culturas, cuyos ordenamientos jurídicos están regidos por otros principios generales del derecho. Este grave retroceso será, quizá, consecuencia inevitable de la globalización. Espero que no lleguemos de nuevo al ojo por ojo y diente por diente.
La sociedad puede estar equivocada, de hecho está equivocada, y el político indigno se deja llevar por el vaivén de una opinión pública que viene y va a lo largo de la historia, en busca del voto y prescindiendo de los principios.
Con el mío que no cuenten.
martes, 23 de septiembre de 2014
Los Cuarenta en los cuarenta.
Nada más evocador que la música.
Tengo puesto de fondo canciones ochenteras en el ordenador. Se van desgranando y con ellas los recuerdos. Ni yo en aquella época era (ni ahora) un aficionado a la música actual. No tenía (ni tengo) ni idea de los grupos, ni de las canciones de moda, ni nada parecido…yo seguía con mi Mozart o Beethoven o escuchaba los nocturnos de Chopin o las arias de ópera de los discos de mi padre una y otra vez, hasta que me las sabía de memoria, mientras leía. Pero claro, eso era en mi casa. Después cuando salía me invadía la música del momento, en los bares, las fiestas, la playa, los coches de los amigos…
Y ahora cuando las escucho vuelvo, con gran nitidez, con una fuerza arrolladora a aquella época, porque, quizá muchas de esas canciones pegadizas no las oía casi desde entonces.
Suena la Chica de ayer, y veo a mi amigo SJ, hoy prestigioso abogado del estado, felizmente casado, con familia numerosa, intentando convencerme de las bondades de la música de Nacha Pop, mientras toca una guitarra imaginaria, y se contorsiona imitándolos, mi ca-ca-ca-cabeza da vueltas persiguiendote… canta emocionado, ante mi pasmo e impasibilidad, ya que me parece un soniquete trivial, y sin embargo ahora, ¡ay! ahora ¡quien me lo iba a decir! me conmueve y me emociona hasta lo indecible, y me congratulo de que aquellos muchachos de primero de derecho sigamos teniendo una profunda amistad, cuando Nacha Pop es ya puro olvido…
Y a continuación Alaska hace resonar sus mil campanas… Y recuerdo a dos chicas guapísimas, de Madrid, hermanas, de ojos verdes inolvidables, con las que coincidimos en un viaje a París…con diecisiete años, aunque ellas eran mayores ¡…19 y 20! y, supermodernas, llevaban la cinta recién estrenada, que se repetía en el autobús una y otra vez…
Y la verdad es que cuando las oigo, suenan mil campanas y vuelvo de nuevo a pasear por los Campos Elíseos.
Me doy cuenta, que esa música, ni la de antes ni la de después, buena o mala, da igual, será para siempre nuestra música, como para mis padres fué el Duo Dinámico o Renato Carosone y para mis sobrinos Curro y Fernando, con mi edad de entonces, será la que hoy suena en los Cuarenta...
Tengo puesto de fondo canciones ochenteras en el ordenador. Se van desgranando y con ellas los recuerdos. Ni yo en aquella época era (ni ahora) un aficionado a la música actual. No tenía (ni tengo) ni idea de los grupos, ni de las canciones de moda, ni nada parecido…yo seguía con mi Mozart o Beethoven o escuchaba los nocturnos de Chopin o las arias de ópera de los discos de mi padre una y otra vez, hasta que me las sabía de memoria, mientras leía. Pero claro, eso era en mi casa. Después cuando salía me invadía la música del momento, en los bares, las fiestas, la playa, los coches de los amigos…
Y ahora cuando las escucho vuelvo, con gran nitidez, con una fuerza arrolladora a aquella época, porque, quizá muchas de esas canciones pegadizas no las oía casi desde entonces.
Suena la Chica de ayer, y veo a mi amigo SJ, hoy prestigioso abogado del estado, felizmente casado, con familia numerosa, intentando convencerme de las bondades de la música de Nacha Pop, mientras toca una guitarra imaginaria, y se contorsiona imitándolos, mi ca-ca-ca-cabeza da vueltas persiguiendote… canta emocionado, ante mi pasmo e impasibilidad, ya que me parece un soniquete trivial, y sin embargo ahora, ¡ay! ahora ¡quien me lo iba a decir! me conmueve y me emociona hasta lo indecible, y me congratulo de que aquellos muchachos de primero de derecho sigamos teniendo una profunda amistad, cuando Nacha Pop es ya puro olvido…
Y a continuación Alaska hace resonar sus mil campanas… Y recuerdo a dos chicas guapísimas, de Madrid, hermanas, de ojos verdes inolvidables, con las que coincidimos en un viaje a París…con diecisiete años, aunque ellas eran mayores ¡…19 y 20! y, supermodernas, llevaban la cinta recién estrenada, que se repetía en el autobús una y otra vez…
Y la verdad es que cuando las oigo, suenan mil campanas y vuelvo de nuevo a pasear por los Campos Elíseos.
Me doy cuenta, que esa música, ni la de antes ni la de después, buena o mala, da igual, será para siempre nuestra música, como para mis padres fué el Duo Dinámico o Renato Carosone y para mis sobrinos Curro y Fernando, con mi edad de entonces, será la que hoy suena en los Cuarenta...
viernes, 19 de septiembre de 2014
¡Sigue, entonces, tu rumbo de amor. Eres poeta.!
Ayer estuve en la presentación del libro de Lutgardo García Díaz, que ha sido premiado en la última edición de Adonais. Aforo completo. Muchos de pie, yo entre ellos. Pero mereció la pena.
Lutgardo, médico, es joven, pero un poeta mayor, un gran poeta.
Leyó varios poemas de su primer libro, “La viña perdida”. Además leyó bien, muy bien, lo que no suele ser frecuente, incluso entre los poetas. Versos claros, sinceros y emocionantes.
Homenajeó a Aquilino Duque, allí presente, del que se considera discípulo. Gran maestro, del que leyó un poema ¿Pascua? sobre la lluvia y la sierra… magnífico.
Aquí dejo uno de los que recitó, sobre su hijo y el cielo, y un enlace del titulado “amor”, que es espléndido. El comienzo es para grabarlo en mármol, es un poema en sí mismo: “las cosas van pasando, más me pasan contigo…”
Se oirá hablar mucho de él. Sin duda.
Mi hijo pregunta por el cielo
Ya no habrá el dolor de nuestros huesos
maltrechos de vivir, de andar rodando
entre las escombreras de los días.
No tendremos la angustia de la duda
No tendremos temblor de cicatrices
ni la lluvia calando nuestras horas
cuando ladran los canes del insomnio.
No tendremos la angustia de la duda,
ni habremos de ensayar las despedidas
pues todo será encuentros y retornos
por los caminos lentos del desierto.
Me preguntas que cómo será el cielo,
si allí seremos niños,
o tendremos bastón y pelo blanco,
si habrá hamburguesas, globos y peceras…
Allí no tendrás miedo a las noches,
porque habrá sol – será siempre verano-,
y tendrás un balón, y esta piscina,
y tu mano en el hueco de mi mano
Concluyó con el poema de Rubén Darío dedicado a Juan Ramón. No podemos sino decir con él ¡sigue tu rumbo, poeta!
¿Tienes, joven amigo, ceñida la coraza
para empezar, valiente, la divina pelea?
¿Has visto si resiste el metal de tu idea
la furia del mandoble y el peso de la maza?
¿Te sientes con la sangre de la celeste raza
que vida con los números pitagóricos crea?
¿Y, como el fuerte Herakles al león de Nemea,
a los sangrientos tigres del mal darías caza?
¿Te enternece el azul de una noche tranquila?
¿Escuchas pensativo el sonar de la esquila
cuando el Angelus dice el alma de la tarde?...
¿Tu corazón las voces ocultas interpreta?
Sigue, entonces, tu rumbo de amor. Eres poeta.
La belleza te cubra de luz y Dios te guarde
miércoles, 17 de septiembre de 2014
...y a soplar
¿De la grandeza del Imperio qué se hizo?
¡Pues nada, hijos, nada. Vosotros vuestro petroleo, vuestras falditas, vuestras gaitas...!
¡Pues nada, hijos, nada. Vosotros vuestro petroleo, vuestras falditas, vuestras gaitas...!
jueves, 11 de septiembre de 2014
11 S: Yo también soy catalán
Hoy celebran en Cataluña una fiesta inventada, en la que sus creadores, los nacionalistas, peligrosos y perversos, tergiversan la historia impúdicamente y mienten de forma descarada con el fin de que un montón de gente que no conoce, ni quiere conocer, más historia que la que le cuenten, se lo crea.
Resulta que, a principios del Siglo XVIII, un abogado español, Rafael Casanova, lucha por que reine en España un rey de la Casa de Austria y se atrinchera en Barcelona, luchando con uñas y dientes, hasta que es vencido por otras tropas, también españolas, pero partidarias de un rey de la Casa de Borbón, que finalmente venció y reinó.
Los efectos jurídicos que ello supuso lo pueden encontrar los interesados en los sesudos libros de Historia del Derecho y derecho foral español, que yo ya estudié, con gran entusiasmo, en primer curso de carrera.
Este señor Casanova, fue indultado, y vivió pacíficamente en su ciudad, Barcelona, un montón de años más, ejerciendo la abogacía, hasta que murió tranquilamente en su cama, siendo un pacífico y respetado anciano de 83 años, reinando en España Su Católica Majestad el Rey Felipe V, Conde de Barcelona y Señor de Vizcaya, cuyo sucesor reina hoy bajo el nombre de Felipe VI, Conde de Barcelona y Señor de Vizcaya.
Nada de independencia, ni de nación catalana, impensable para este jurista español.
Curiosamente sus descendientes siguen viviendo en España felices y contentos. Pilar Casanova es varias veces Grande de España y ostenta varios títulos de Castilla. Mi amigo Javier está casado con su hija Sol y su hijos, puedo confirmarlo, hablan perfectamente español con un acento entre andaluz y madrileño, pero nada catalán.
lunes, 8 de septiembre de 2014
La maja de Goya
El sábado leía el periódico en un velador, con une cerveza fresquita, mientras los niños jugaban alrededor, pero la joven que había en la mesa de al lado, sola también, no me dejaba concentrarme en los sesudos artículos de opinión. Estuvo más de un cuarto de hora hablando por el móvil. Por lo visto, oído, se dedicaba a cantar en espectáculos nocturnos. Llevaba unas gafas de sol que la delataban.
Entre muchos “tío” “tía” y alguna que otra palabrota, y un deje así como arrastrado, iba soltando perlas:
Yo es que lo mismo te canto por Madonna, que por Shakira… que si quieres voz de negra, te saco a Whitney Houston, porque tengo una voz muy versátil, sabes.. La verdad, tía, es que tengo alma de vedette.
…Y allí estaba yo, tumbada al estilo maja desnuda, sobre el escenario, estiraba la pierna en ángulo recto y todo ello cantando y sin mover el diafragma, tía, no sabes lo difícil que es eso.. les di una bofetada sin mano a los gogós…
En fin, profesiones hay muchas, pero tan originales y acrobáticas… vedettes, gogós…
Tras tan larga escucha debo confesar que soy un tipo bastante aburrido y convencional...
Entre muchos “tío” “tía” y alguna que otra palabrota, y un deje así como arrastrado, iba soltando perlas:
Yo es que lo mismo te canto por Madonna, que por Shakira… que si quieres voz de negra, te saco a Whitney Houston, porque tengo una voz muy versátil, sabes.. La verdad, tía, es que tengo alma de vedette.
…Y allí estaba yo, tumbada al estilo maja desnuda, sobre el escenario, estiraba la pierna en ángulo recto y todo ello cantando y sin mover el diafragma, tía, no sabes lo difícil que es eso.. les di una bofetada sin mano a los gogós…
En fin, profesiones hay muchas, pero tan originales y acrobáticas… vedettes, gogós…
Tras tan larga escucha debo confesar que soy un tipo bastante aburrido y convencional...
miércoles, 3 de septiembre de 2014
Retorno a Benagila
Ayer regresé a Benagila
Cuando vuelvo a este cortijo andaluz en pleno campo llano, rodeado de trigo, de olivos, de horizontes extensos, de nubes sobre los surcos de la sementera, de terrones y polvo, de pinos, de eucaliptos, de galgos, de sol, es como si volviera a tener 18 años…
Benagila es un cortijo antiguo y blanco que desde hace siglos se renueva cada verano con las espigas rubias, cada otoño con las aceitunas prietas del aceite de Minerva.
Seguramente ya las prensarían los romanos, como muestran las toscas piezas de columnas con las que han tropezado los arados y que se hallan colocadas junto a las paredes del gran patio empedrado. Sería lugar de acequias frescas y aljibe, donde descansaban los moros. Había allí una ermita, hoy integrada en el caserío, simple, de piedra y ojiva, encalada. La torre es del XVIII y la capilla de la casa principal, con sus balconcitos para escuchar la misa desde arriba, su bóveda pintada al fresco y su retablo polvoriento, de enroscada madera oscura, con un gran lienzo de la Natividad, húmedo y descolorido...
Cuando doblo la curva en lontananza, apenas elevado, al final de un camino de tierra, se alza bello de luz y cal. Con su gran arcada de entrada, con unos azulejos muy viejos, con letras azules, en los que pone una fecha, y el nombre de la Hacienda; y la torre ancha, cuadrada, con su tejado y su mirador con arcos geminados desde donde se divisa el inmenso llano, el puro campo recio, sobrio, seco, de color gris, ocre, que lo rodea y se difumina en polvo y luz en sus confines.
Ayer volví de nuevo a allí.
Y como siempre, al doblar la curva se me llena el pecho de recuerdos y risas, los ecos de la juventud pasada que resuenan aún entre sus gruesos muros viejos. Atisbos de ojos azules, niñas rubias… baños en la alberca, partidas de cartas, largas caminatas por el sendero…
Ayer volví a Benagila... Después de tantos años, aún conserva para mi, toda la emoción de ayer.
lunes, 1 de septiembre de 2014
Al pan, pan...
Manolito está encantado con su flamante carnet del Betis. Cuando regresa me cuenta los detalles del partido contra el Numancia, que ya pueden imaginarse lo que a mi me interesa, pero que escucho divertido.
-¡y delante había dos viejas, con sus bufandas, que no veas!- me dice.
-Dirás dos señoras mayores, ¿No?- replico yo.
-¡No, no, que va, de señoras mayores nada, papá, que eran dos viejas, con por lo menos, más de ochenta años!
-¡y delante había dos viejas, con sus bufandas, que no veas!- me dice.
-Dirás dos señoras mayores, ¿No?- replico yo.
-¡No, no, que va, de señoras mayores nada, papá, que eran dos viejas, con por lo menos, más de ochenta años!
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