Preparando una conferencia, me tropiezo con la figura, inconmensurable, casi desconocida en la propia Sevilla, donde nació en 1528, de Francisco Guerrero, uno de los grandes del Renacimiento y de toda la historia de la música. Sacerdote, tuvo una vida interesantísima, entre otras cosas viajó a Tierra Santa a los sesenta años,y publicó sus vivencias; no me resisto a compartir aquí, estas palabras de su relato, por su belleza, ingenuidad y emoción:
nos apeamos besando muchas vezes la tierra, dando muchos loores a Dios y mil suspiros deuotíssimos, dando cada uno su deuoción a la santa ciudad, reyterando muchas vezes: Vrbs beata Hierusalem (19) (p. 18); la muy dichosa y desseada ciudad e yglesia de Bethleem (p. 41); vn pedazo de peñasco tan dichoso que gozó (si se puede dezir) del resplandor y gloria del Dios humanado (p. 43); la santa Ciudad (passim); ... llegamos antes del medio día al bendito Río Jordán, que, aunque no fue por esta parte el bautismo de Christo, por ser el mismo río, fue grande el alegría y deuoción que nos dio su vista. Apeámonos todos (...) y llegamos con grande ansia al agua, y beuiendo quanta se pudo beuer, y lauándonos las cabeças y rostro y manos, parecía que desseáuamos convertirnos en peces, por no salir de aquella bendita agua (p. 65); ...este bendito Río (p. 65).
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