No se pueden hacer juicios de valor, personales, en el cuerpo de una sentencia. Estas deben ser perfectamente asépticas, sin que se note la personalidad de este o aquel juez. Se supone que todos ellos imparten Justicia y que al aplicar las leyes debieran ser intercambiables y llegar a la misma conclusión, unos u otros. Siempre me ha parecido un error nombrar a los jueces por sus nombres cuando se informa sobre una sentencia. Debiera dar igual quién es el juez.
No hay nada mejor para ir destruyendo la justicia que un juez estrella. ¡Pero, ay, España y yo somos así, señora!
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