He sentido la noche, he escuchado cantar el gallo y ladrar los perros lejanos.
Menos de cien años lleva la humanidad sin ver las estrellas. Pero se comprende, sólo en la oscuridad del monte, ajeno a la luz eléctrica, se comprende cómo se ha dejado guiar por ellas, como ha creído en los horóscopos, como ha regido las vidas de las civilizaciones.
Es que están ahí, con una intensidad sobrecogedora. Cómo no iban a cantar los poetas a los luceros y trasegar con ellos mil metáforas.
Hoy nos tenemos que contentar con las farolas...
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