¿Pero dónde está la prima?
Se preguntan las vecinas
al poner la lavadora.
Pepi, la vio por ahí
hace ya más de una hora
subiendo como las locas
Y no para de subí
No la encuentra ni la Merker,
ni el Hollan
ni el Sarkozy
Y ella sube que te sube
Y la confianza que baja
¡Pepiii -se oye en el primero-
Mira a ve por donde va
¡Dicen que va por el quinto!
¿Hasta donde va a llegá?
Que no, que no, más parriba
que la ha visto la Vanesa
que va ya por el noveno
Y por lo visto no cesa
de subir la muy joía
Y dice que va a seguir
Ay, mare mía, de mi arma
¿adonde nos va a llevá?
Dile que se pare pronto
Que si no se va afixiá
Que no se afixia chiquilla
La que te afixia eres tú
Que como siga subiendo
No va tene ni pa luz
¡Llama Alemania, mi arma!
Tú que hasta sabes latín
Y dile a la Angela Merkel
Que la has visto por aquí
Que venga y que la rescate
Que si no se va mata
Que anda subiendo escaleras
Y que no quiere pará
Cuando llegue a la azotea
¿Para donde va a tirá?
-Que se tire desde arriba
a ver si nos deja en paz-
Niña, no diga esas cosas
Por cierto, no charles tanto,
¿tú con que lavas la ropa
que to te queda tan blanco?
-Que no estamo ahora pa eso
Maruja, niña, por Dio,
que mira onde está la prima
que ha cogido el ascensó
¡Rescate, rescate, quilla!
¡Llama ,llama a los bomberos!
¡Que la prima esta en lo arto!
¡Ay, que vértigo, me muero!
¡Que rescate, ni rescate!
¿Acaso está secuestrá?
Esa palabra no gusta
mejor decir “ayudar”
con cariño, con dulzura
con mimo, con suavidad…
-¡Pero bueno que la ayuden
pero que la ayuden ya!
¡que está encima la cornisa
mira que se va a matá
llama, llama a los bomberos
Vanesa, por cariá!-
Que si galgos, si podencos
Y la prima se estrelló,
Miradla, la pobrecita,
¡Ay, nadie la rescató!
Que le vamo hase, Maruja
Si ya te lo decía yo,
Tanto sube, que te sube
Eso fue su perdisión,
Y entretanto, vida mía,
nosotras a lo importante
¿tú con que lavas la ropa
que te queda tan flamante?
¡ay¡- Vanesa, la del sexto,
se decía para sí-
con lo retorcía que eres
a ti te lo via desí-
y mientras tanto la prima
miradla, la puñetera
allí que yace, estrellada
¡ay, que penita, qué pena!
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