La liebre de la emoción puede saltar en cualquier sitio.
Estoy seguro de que esta tarde, en el Maestranza, la gran orquesta wagneriana que dirigirá Halffter en el Sigfrido, con toda su potencia, sus delicadeza y sus matices, será arrasadora. Ya me han llegado noticias de los que han asistido al ensayo.
Ayer tarde, otra orquesta, que sonaba de manera infernal, me emocionó profundamente. Horrísonos pitidos, desconcierto y de fondo una melodía medio reconocible. Pero entre los interpretes se hallaba el hijo de uno. Era la primera audición de "Agrupaciones" del segundo curso del conservatorio.
Y que quieren que les diga, es que la sangre tira mucho...
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