De una manera natural llega el momento en que dejamos a los
hijos solos en casa. Nosotros en Sanlúcar no hemos tenido que llevarlos. Cogen
su autobús, duermen en Sevilla y hoy salen para hacer el Camino de Santiago los
dos mayores.
Reyitas que fue a ver el Betis (yo me pasmo desde luego de
tamaña afición, que a mí me parece disparatada y más en una niña, pero en fin)
es la última que saldrá y esperemos que todo lo deje recogido, apagado, cerrado…
Hace escasos años comenzamos por bajar a tomar una cerveza justo abajo, pronto el circulo se fue abriendo
cien, quinientos metros… el móvil siempre conectado. Al final la zona se amplió
a toda la Ciudad y desde ayer, ya, han tomado posesión de las llaves y se
quedan en casa sin nosotros.
Esto significa que ya no somos padres de pañales y
cochecitos (por otra parte, gracias a Dios) lugar que ocupa otra generación. La
entrega de las llaves significa que somos indubitablemente ¡padres maduros!
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