En la Feria se hace patente la doctrina heraclítia del
cambio. El río, siendo el mismo, ha cambiado y también nosotros que tampoco somos los mismos.
Estos días con mis
amigos “puretones” lo veo clarísimo. Exactamente en el mismo escenario, nunca
mejor dicho esto de “escenario”, que no
cambia nunca, se han tornado los papeles. Ahora son ya nuestros hijos los que
están descubriendo la Feria (y la vida). Y yo me veo en ellos… esas pandillas
con sus chaquetitas azules, esas niñas de gitana, con toda la edad en la boca… La
Feria para nosotros comienza a tener ya un mucho de nostalgia.
Ahora comprendo yo a mis padres, porque estoy igual que
ellos… interesados con quien íbamos, donde estábamos… deseando que nos pasásemos
por la caseta con toda la pandilla para vernos y disfrutando, como yo ahora, de
verlos a ellos disfrutar de la Feria (y la vida).
Mi hija, ayer, con un traje de su abuela. |
Es así, tan normal que parece la vida de otros.
ResponderEliminarUn abrazo