Ha muerto Tía Marciala. Hoy. Justo el día que cumplía 102 años.
En su centenario, hace dos años exactos, escribía yo esto.
El otro día fui a visitarla. Estaba débil, menguada, acurrucada en la cama. Seguía conservando la mirada azul, aunque perdida ahora. El pelo blanquísimo, no gris, y lacio. Las mejillas pálidas, sorprendentemente, casi sin arrugas.
No sé si me reconoció, pero me apretaba la mano temblorosa y le besé la frente por última vez.
Tía Marciala, ruega por nosotros.
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