miércoles, 6 de abril de 2016

AYER TOROS
















Cada vez que voy a los toros me reafirmo en la idea de que tendría que ser obligatorio en España llevar a los niños desde pequeños a las corridas. Así aprenderían realmente sobre ecología, amor a los animales y respeto a la naturaleza.

Se trata de un espectáculo lleno de valores. Los espectadores se sienten “hombres” frente al animal. Esto es vital para la sociedad, recuperar la dignidad del ser humano. Una de las cosas más terribles de los ecologistas que protestan a las puertas de los cosos taurinos es esa imaginación desbordada y pervertida que le lleva a compadecerse del animal como si de una persona se tratara.

Esta sociedad que huye del dolor, del sacrificio y de la muerte, es lógico que repruebe las corridas de toros. Es sintomático, que esos mismos que “aman” a los toros y quieran evitarles “sufrimientos”  se “compadezcan”  también de las personas hasta el punto de que traten de paliar el de esos “pobres” ancianos que padecen enfermedades incurables y propugnen que se les pueda eliminar limpia e indoloramente regulando la eutanasia, o que no quieran ver sufrir al prójimo, esos niños con malformaciones o síndrome de Down,  o esos padres que tienen que “soportarlos” durante toda su vida y les quieran ahorrar el sufrimiento haciéndolos desaparecer en el seno materno.

Es peligroso para la humanidad y la naturaleza excederse en el ecologismo. Hay que proteger esta, sin duda, pero hay que amar más a aquella.

Una corrida de toros es un baño de realidad, de racionalidad, de sentido común. Un canto de amor a la naturaleza, al toro, a los animales y al hombre. Por no hablar de cultura,  belleza y poesía…






1 comentario: