Como un sol triste y pequeño
su cerco de luz sobre la mesa
y el resto en la penumbra.
Sobre el papel a cuadros, con fórmulas
de senos y cosenos,
sobre los párrafos del libro de “Sociales” subrayado
o en el cuaderno azul, de pastas duras, de “Ciencias”
y todo lo demás en la penumbra
El radio cassette apagado
los libros de “Los Cinco” en los estantes
el armario entreabierto
doblados los pijamas
mío y de mis hermanos
las zapatillas de fieltro
locas, desparejadas
las pelotas de tenis, los patines,
las voces allá lejos
en la cocina donde
se está haciendo la cena
y el resto en la penumbra
Oh, qué ganas, Dios mío,
de que entre mi madre o la “muchacha”
pulse el interruptor
y diga que ya está la tortilla.
¡Dios mío, Los cinco, o Los siete!
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