Rumbo a Budapest, a través de la ventanilla del avión, veía Venecia asi...
El Gran Canal la recorre como una serpiente. Pude distinguir el pequeño cuadradito de la Plaza de San Marcos. Y me emocionó estar tan cerca, a 4000 m de altitud.
Al fondo los Alpes nevados, y en mi imaginación, los Dogos, las galeras, el Bucentauro, los esclavos negros, los mercaderes, Shakespere, los púrpuras de Tiziano y las perlas del Veronés...
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