La mañana del sábado puede ser mortal. Estoy en fase de superarla. Ya son las doce cuando esto escribo.
Mi mujer trabaja hoy en la farmacia. Los sábados no tenemos ayuda en casa. Cinco fieras están dispuestas a acabar conmigo. Necesitaría una caja de transiliums pero no la tengo a mano.
Me mentalizo. Hoy voy a ejercer las obras de caridad. Enseñar al que no sabe, vestir al desnudo, corregir al que yerra, sufrir con paciencia los defectos del prójimo, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento…
Tengo por delante siete camas sin hacer, seis desayunos, con sus tostadas, cola caos, etc.…
Unos quieren mantequilla, otros patés, otro aceite. Santiago y Manolo se pelean, mientras suenan los dibujitos de fondo, alguien ha cambiado de canal ante la furibunda negativa del otro. Hoy no se ha derramado la leche, qué suerte. Vacío el friegaplatos de ayer, limpio la encimera y la mesa de migas y restos diversos. Lleno de nuevo el friegaplatos. Todo queda recogido. Barro el suelo.
Reyes tiene que repasar el inglés, Manolito matemáticas, Ignacio flauta travesera. Pilar ha de, poner su nombre varias veces y el número de lista de clase, el 27 y Santiago, que es buenísimo se conforma con dibujar…
Mientras enseño el do y el does y las negativas e interrogativas, Manolo tiene dudas sobre las restas y los paréntesis. De fondo he puesto las variaciones Goldberg, a ver si se amansan las fieras, mientras escribo esto suena un concierto para piano de Mozart y un balón de futbol en el salón.
Me llama mi madre, ha muerto una querida amiga de la familia, ya muy anciana. Paro el inglés y rezo un padrenuestro. (Rogar a Dios por los vivos y difuntos) Continúo. Doesn´t she likes?
Los mayores se van vistiendo solos.
Tengo que preparar la comida, pollo con cous-cous. Ignacio pela las cebollas, las zanahorias y lo pone al fuego. Corto los trozos del pollo (he de descongélalo en el micro antes) y todo se pone el fuego con muchas especias, y vino (por cierto voy a echarle un ojo en este instante) Va bien. EL cous- cous se hace en un momento. Le tengo cogido el truco.
Las camas las he ido haciendo entre una cosa y otra. Yo sabía hacerlas muy rápidamente antes de casarme. Pero el sistema de mi mujer es distinto, no vale con echarla colcha por encima y tapar una maraña más o menos arrugada. ¡No! Se requiere deshacer todo, estirar, cual cirujano estético, y ni una arruga. Ya casi lo consigo. Los bordados de flores y los encajes de las sábanas han quedado impolutos. Ah, al levantarme me puse una vieja camiseta y he hecho entre tanto algunas flexiones para desentumecerme.
Ahora me voy a duchar y ya que está la casa recogida nos vamos, aleluya, a dar un paseo. Me gustaría ir a la exposición de Murillo que me coge cerca, además los niños no pagan, pero no sé si atreverme con todos…
Me acabo de duchar, son las 13 h. Voy sin afeitar, pero bueno, esta tarde lo haré. Tengo la fiesta de cumpleaños (40) de mi hermana.
Aún quedan algunos pijamas sueltos aquí y allá, los recojo, y un caballito y una comba.
Me voy, que los mayores me esperan abajo en la plaza. Me llevo el libro por si acaso. Me quedan escasas páginas de Middelmarch. ¡¡Qué novelón!! No quiero ni acabarlo. Cuanto estoy disfrutando. ¿Me dejarán abrir el libro? Veremos…
Por hoy ya he cumplido con las obras de caridad
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