Como se acerca la Navidad, aquí os dejo las imágenes (no muy buenas, lo sé, mi móvil no da para más) que he hecho esta mañana temprano, en el maravilloso convento de las Teresas que, suerte que tengo, está justo en la puerta de enfrente de mi actual oficina, la casa donde vivió Murillo sus últimos años, nada menos.
Hoy han colocado bajo el altar un misterio recién restaurado, atribuido a la Roldana.
El San José y la Inmaculada son de Juan de Mesa, y se nota. Son verdaderamente espléndidos.
Del cuadro de la Adoración, necesitado de restauración, no sé su autoría, pero lo pongo porque el tema es muy apropiado, y el marco es muy bueno.
Y por último, un texto del gran músico sevillano, Fco Guerrero, sobre su viaje A Tierra Santa, en el siglo XVI, cuando va llegando a Belen, una verdadera delicia de lenguaje, ingenuidad y devoción.
La cuna vacía aún... |
Tiempo
es ya de tratar del bendito y alegrísimo camino que hay desde Jerusalén a
Belén, que son dos leguas a la parte del mediodía. Salimos de la ciudad cuando
salía el sol por la puerta de Jafa, y pasando por la fuente de Salomón y la
casa de Bersabé su madre, subimos una cuestecilla y luego comienza el camino
todo llano, aunque hay muchas piedras. Es este camino muy apacible, porque la
una legua de él todo es heredades de viñas, y olivares, y frutas, y muchas
torrecillas, y casas que hacen una hermosa vista, y muchas de ellas fueron
casas de profetas, y algunas han sido iglesias. Vimos en un campo una gran suma
de piedras tan pequeñas como garbanzos y de su hechura, de lo que se dice de
esto es que la Virgen vio a un labrador sembrar garbanzos, y le pidió le diese
de ellos, y él respondió burlando que no eran garbanzos sino piedras, y así se
quedaron hasta hoy; estos garbanzos yo los vi y traje de ellos. Vimos en este
camino un árbol grande que me pareció lentisco, y le nombran terebinto; de éste
tomamos ramos con devoción, porque a la sombra de él dicen reposó la Virgen
nuestra Señora. Vimos el sepulcro de Raquel, el cual tienen en guarda y por
mezquita los moros, es muy hermoso edificio, dentro de un muy pulido cuadro
como un muro cubierto con un capitel sobre columnas. Vimos una cisterna de
mucha y buena agua, adonde los santos tres Reyes Magos se recrearon y alegraron
en gran manera, porque allí les tornó a aparecer la estrella que se les había
escondido antes que entrasen en Jerusalén, y desde allí los guió hasta el lugar
donde estaba el niño Dios en el portal de Belén. Vimos así mismo una iglesia de
griegos, que es la casa donde estuvo Elías; vense muchas antiguallas dignas de
ver, y curiosas en este camino. Desde esta casa de Elías, se descubre en un
cerro la muy dichosa y deseada ciudad e iglesia de Belén. Cuando la vimos todos
los peregrinos y frailes que con nosotros iban, de rodillas en tierra cantando
himnos y oraciones, dimos muchas gracias a Dios. Fuimos cantando hasta llegar a
la ciudad y puerta de la iglesia, la cual está fuera de las casas de la ciudad
que ahora tendrá pocos más de sesenta vecinos
Han colocado las monjas una alfombra muy navideña y flores de Pascua... |
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