martes, 22 de diciembre de 2015

"Tiempo es ya de tratar del bendito y alegrísimo camino a Belén"

Como se acerca la Navidad, aquí os dejo las imágenes (no muy buenas, lo sé, mi móvil no da para más) que he hecho esta mañana temprano, en el maravilloso convento de las Teresas que, suerte que tengo, está justo en la puerta de enfrente de mi actual oficina, la casa donde vivió Murillo sus últimos años, nada menos.
Hoy han colocado bajo el altar un misterio recién restaurado, atribuido a la Roldana.
El San José y la Inmaculada son de Juan de Mesa, y se nota. Son verdaderamente espléndidos.
Del cuadro de la Adoración, necesitado de restauración, no sé su autoría, pero lo pongo porque el tema es muy apropiado, y el marco es muy bueno.

Y por último, un texto del gran músico sevillano, Fco Guerrero, sobre su viaje A Tierra Santa, en el siglo XVI, cuando va llegando a Belen, una verdadera delicia de lenguaje, ingenuidad y devoción.

La cuna vacía aún...
Tiempo es ya de tratar del bendito y alegrísimo camino que hay desde Jerusalén a Belén, que son dos leguas a la parte del mediodía. Salimos de la ciudad cuando salía el sol por la puerta de Jafa, y pasando por la fuente de Salomón y la casa de Bersabé su madre, subimos una cuestecilla y luego comienza el camino todo llano, aunque hay muchas piedras. Es este camino muy apacible, porque la una legua de él todo es heredades de viñas, y olivares, y frutas, y muchas torrecillas, y casas que hacen una hermosa vista, y muchas de ellas fueron casas de profetas, y algunas han sido iglesias. Vimos en un campo una gran suma de piedras tan pequeñas como garbanzos y de su hechura, de lo que se dice de esto es que la Virgen vio a un labrador sembrar garbanzos, y le pidió le diese de ellos, y él respondió burlando que no eran garbanzos sino piedras, y así se quedaron hasta hoy; estos garbanzos yo los vi y traje de ellos. Vimos en este camino un árbol grande que me pareció lentisco, y le nombran terebinto; de éste tomamos ramos con devoción, porque a la sombra de él dicen reposó la Virgen nuestra Señora. Vimos el sepulcro de Raquel, el cual tienen en guarda y por mezquita los moros, es muy hermoso edificio, dentro de un muy pulido cuadro como un muro cubierto con un capitel sobre columnas. Vimos una cisterna de mucha y buena agua, adonde los santos tres Reyes Magos se recrearon y alegraron en gran manera, porque allí les tornó a aparecer la estrella que se les había escondido antes que entrasen en Jerusalén, y desde allí los guió hasta el lugar donde estaba el niño Dios en el portal de Belén. Vimos así mismo una iglesia de griegos, que es la casa donde estuvo Elías; vense muchas antiguallas dignas de ver, y curiosas en este camino. Desde esta casa de Elías, se descubre en un cerro la muy dichosa y deseada ciudad e iglesia de Belén. Cuando la vimos todos los peregrinos y frailes que con nosotros iban, de rodillas en tierra cantando himnos y oraciones, dimos muchas gracias a Dios. Fuimos cantando hasta llegar a la ciudad y puerta de la iglesia, la cual está fuera de las casas de la ciudad que ahora tendrá pocos más de sesenta vecinos


Han colocado las monjas una alfombra muy navideña y flores de Pascua...

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