miércoles, 23 de diciembre de 2015

...peñasco tan dichoso que gozó del resplandor y gloria de Dios humanado.



"Salidos de aquí, entramos por un pasaje angosto para entrar en la capilla del Nacimiento, que parece que entramos en el Paraíso. Esta capilla donde parió la Virgen al hijo de Dios es en la peña viva como esotras, será de doce pasos de largo, y de ancho cuatro, y de dos estados en alto. Toda ella está cubierta de mármol y jaspe, y de mosaico hermosísimo. Hay un altar que es una losa, y debajo de ella está vacío, porque el suelo es el lugar puntual donde nació Jesucristo, hijo de Dios, hombre y Dios verdadero. Está señalado este santísimo lugar con una losa muy blanca y en medio una estrella de jaspe. Sobre este celestial altar dijimos dos días misa del Nacimiento. Dos pasos de este altar está un lugar como una pileta de mármol cuadrada más bajo que el suelo, donde fue reclinado el niño Jesús nuestro Dios en el pesebre. Aquí está descubierto un pedazo de peñasco tan dichoso que gozó (si se puede decir) del resplandor y gloria de Dios humanado, y digo verdad que este peñasco nos dio más contento que todos los demás jaspes y mosaicos". (El viaje de Jerusalem. Francisco Guerrero)

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