...peñasco tan dichoso que gozó del resplandor y gloria de Dios humanado.
"Salidos
de aquí, entramos por un pasaje angosto para entrar en la capilla del
Nacimiento, que parece que entramos en el Paraíso. Esta capilla donde parió la
Virgen al hijo de Dios es en la peña viva como esotras, será de doce pasos de
largo, y de ancho cuatro, y de dos estados en alto. Toda ella está cubierta de
mármol y jaspe, y de mosaico hermosísimo. Hay un altar que es una losa, y
debajo de ella está vacío, porque el suelo es el lugar puntual donde nació
Jesucristo, hijo de Dios, hombre y Dios verdadero. Está señalado este santísimo
lugar con una losa muy blanca y en medio una estrella de jaspe. Sobre este
celestial altar dijimos dos días misa del Nacimiento. Dos pasos de este altar
está un lugar como una pileta de mármol cuadrada más bajo que el suelo, donde
fue reclinado el niño Jesús nuestro Dios en el pesebre. Aquí está descubierto
un pedazo de peñasco tan dichoso que gozó (si se puede decir) del resplandor y
gloria de Dios humanado, y digo verdad que este peñasco nos dio más contento
que todos los demás jaspes y mosaicos". (El viaje de Jerusalem. Francisco Guerrero)
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