Y al final como en una cámara del tesoro, 30.000 doblones de
plata, encontrados en el fondo del mar. Impresiona.
Merece la pena ver la exposición sobre la Fragata Mercedes
en el Archivo de Indias. Está hasta mayo. Nada más que por los dos retratos de
Goya de los reyes y por entrar en el edificio herreriano hay que ir, pero
además el contenido.
La historia de la fragata Mercedes, la felonía de los
ingleses, la tragedia de las familias que viajaban, las mercancías que
transportaban, el rescate del fondo del mar por los caza tesoros sin escrúpulos,
el proceso judicial en Estados Unidos, el regreso del tesoro, después de tantas
peripecias a su punto de destino original, todo eso bien explicado y acompañado
de objetos, documentos originales y maquetas se expone bajo las bóvedas de la
antigua Casa Lonja y entre las estanterías de caoba de Cuba atestadas de
documentos americanos.
La historia de D. Diego de Alvear es asombrosa. Esos tipos
estaban hechos de otra pasta. Sirva de ejemplo de la capacidad de superación
del ser humano.
A los 56 años, vio perecer ante sus ojos a sus mujer y sus
siete hijos, en la explosión de la Mercedes, junto a ellos se hundía también la
fortuna que había acumulado después de toda una vida al servicio de la Corona.
Su hijo mayor, de 15 años fue el único superviviente.
Se podría pensar que a esa edad y en esas trágicas
circunstancias, ya no estaría uno para mucho más… para meter la cabeza debajo
de la almohada y no salir ya nunca.
Pues no. Tuvo tiempo de luchar de nuevo por su patria, defender Cádiz contra los franceses
y prestar mil servicios más a España. Además, esto es lo más insólito, rehacer
su vida familiar. Se casó con una joven católica irlandesa, que conoció cuando
estaba preso en Inglaterra y de nuevo en España, tuvo nada y más y nada menos
que diez hijos más. Qué ejemplo de fe en la vida, ¿no?.
La saga de los Alvear se expandió por España e
Hispanoamérica, llegando a ser una de las familias porteñas de más lustre y uno
de sus descendientes presidente de la República Argentina. Por allí siguen,
orgullosos de su antecesor que todo lo perdió, y por aquí, en Córdoba, llevando
la bodega secular de la familia con sus famosos vinos de Montilla.
No se la pierdan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario