domingo, 19 de julio de 2015

NACER ES LO QUE CUENTA

Manuel Vega, es un niño de diez años que acaba de morir. Lo atropelló un coche hace una semana cuando iba a sacar la basura y pasear al perro. Se ha debatido entre la vida y la muerte hasta el viernes.
El funeral ha sido esta mañana. Estaba en la clase con mi hijo Manolo.
Todo padre preferiría morir cien veces en lugar de sus hijos, pero eso no se elige. No podemos intercambiar la nuestra por la suya. Le damos la vida y ya está. Pero el nacer es una gracia, aunque sea para morir tan niño. Nos podemos hacer esta pregunta terrible. ¿Preferiría que no hubiese nacido?
Los pocos años, meses, de la vida de tu hijo son un regalo impagable, aunque uno viva destrozado el resto de la propia.
10 años es muy poco. 100 nos parece ya edad de morir, pero ante los millones de años que lleva la tierra girando o dentro de otro millón, es nada. Todos vamos a morir, por tanto, en breve. El regalo de Dios es haber nacido. El don de Dios es ser parte de su Amor creador. Sentir ese amor aquí en la tierra, amar y ser correspondido.

El amor no tiene tiempo, ni espacio, ni se mide por años o días, el amor, como el de una madre, es eterno, en la vida y en la muerte.
El amor es el que nos salva, el que ya lo hizo y el que nos permitirá algún día reconocernos en el cielo, infinitamente más felices, más plenos, sin dolor, ni luto, ni llanto.

Manuel, estás ya alegre en la presencia de Cristo. Que un atisbo de tu gozo, una partícula minúscula, se pose sobre el corazón de tu madre, como una caricia de tu mano, hasta que se encuentre contigo otra vez.

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