En el cuadro “Ciudad de plata
sobre fondo azul” parece que un artista ebrio se ha puesto a dar brochazos por doquier… y así están los jacarandás jocundos y esplendidos, como
capotes abiertos a la primavera. Sobre el cielo, contra los edificios de las
avenidas, en la rivera verde del Guadalquivir, ocultando el puente, en el
Parque, en el Prado, pespunteando todo de profunda belleza…
¿Quién ha derramado el vino sobre la tarde y ha dejado charcos cárdenos entre la luz y el aire, entre la
torre y el cielo, entre el sol y el asfalto, el agua bruñida y los semáforos?
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