Su madre y yo la mirábamos hacer mientras esperábamos la llegada del paso, conmovidos.
Llegó un momento, ay, cuando crecí, en que olvidé que los nazarenos daban caramelos... mi hermandad va de negro y no lo hace.
Me asombró y me chocó que se siguiera haciendo, cuando comencé a llevar a mis hijos en brazos a ver las procesiones.
Bendita Semana Santa, que endulza la espera de los niños con dulces y cera de luz, como anticipo de la Resurrección.
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