No tengo la foto pero debe ser digna de verse. A la vuelta de la
feria, cuando todo el mundo está reventaito intentado pillar un taxi, o yendo a
los chirlos mirlos a por el coche o en las larguísimas colas de autobús, cojo
yo mi bicicleta, un niños atrás y otra delante, esta con su traje de volantes
arremangado y allí me las den todas, a casita muy lindamente desde la mismísima
Portada. Yo con mi chaqueta y mi corbata, (me faltaría el sombrero de ala
ancha, a veces hasta con el clavel en el ojal) y la gente nos mira y nos jalea
con envidia: ¡Ole, ole!- dice uno-¡tú sí que sabes !- ese que tiene una papa la
mar de simpática -¡hijo, móntame a mí también- exclama la que lleva los zapatos
en la mano, y me voy abriendo paso, a trotecito lento entre la gente que agoniza,
como un Cid Campeador o como un Peralta cualquiera en el Real: ¡triunfador!
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