lunes, 20 de abril de 2015

Cumpleaños feliz

A mediodía lo celebramos en la azotea donde colgué unos farolillos para crear ambiente y soplé las velas de una tarta de galleta y chocolate que hizo Reyes muy tempranito.

Y después a los toros...
Salimos los dos muy arreglados. A mí me daba a hasta apuro, porque se veía a legua que íbamos a la plaza. Una vez  allí ya eres uno más de la turbamulta bulliciosa y colorista, pero antes por las callejuelas medio vacías y soleadas… algún turista hizo fotos. ¡Glup!

Llegar a la plaza de Sevilla un día de gran corrida es toda una experiencia.

La expectación se palpa en el ambiente. Hay una ilusión latente. En los prolegómenos de ningún espectáculo del mundo se encuentra una emoción similar. Y no puede ser de otra manera, entre el ajetreo bullicioso de la tarde, entre las guapas y elegantes mujeres que bajan de los coches de caballo, entre los mil vendedores de agua, abanicos, almohadillas, reventas, o almendras garrapiñadas, que vocean; entre los alamares de los toreros jóvenes que entran en la plaza, con perfiles de busto romano, entre la alegría de luz y cal y albero, planea, literalmente, la muerte.

La plaza de Sevilla, la más bonita del mundo, sin exagerar, está espléndida. Los maestrantes, la cuidan como a la niña de sus ojos.  Aunque imperceptible, es elíptica y no redonda, los arcos no son de pureza geométrica, y tiene algo de humana en su cálida y temblorosa imperfección.
Cómo luce el albero de Alcalá, como el tapete dorado sobre el que se juega la suerte. Y la cal refulge, reverbera, como el corazón del público que espera, trémula, como los toreros asustados y dignos.
El paseíllo es una fiesta, pero cuando se abre la puerta del toril y el redondel está vacío esperando la fiera, cuando concluye la última nota del clarín vibrando entre las columnas y los balcones, un instante de silencio sobrecoge. Llegó la hora de la verdad.
En esta sociedad pusilánime y feble de la postmodernidad este espectáculo sigue siendo verdad porque se juega con la vida y la muerte y eso gustará o no, pero es auténtico y en su prístina esencia, es puro.
Y mira que se disimula, con las luces y el colorido de los trajes, y las mariposas de los capotes revoloteando en la tarde, como rosas, desplegados, y el sonido de los pasodobles y los cascabeles de las mulillas, y los gallardetes flameando y los toldos rayados y el sol que divide el redondel en sombra y luz, para destacar más la paradoja. Juego y lucha. Peligro y frivolidad.
No voy a describir aquí más una corrida en la Maestranza, pero merece la pena comprobar este espectáculo en vivo.
El silencio, que se hace en los momentos de una faena de muleta, es tan serio como lo que se está jugando allí, sacraliza el espacio, que se convierte en un templo. Cuando de pronto es roto por las notas fulgurantes, que estallan, del pasodoble, y el animal y el hombre se ensamblan formando un todo armónico, toda la plaza se conmueve y pasa a formar parte de ese círculo perfecto, de esa espiral de belleza y espanto que ante sus ojos se desarrolla.

Dos orejas a Manzanares. Ponce elegante y Lama de Góngora tomó la alternativa. Le brindó el primer toro a su madre, que cuando terminó se fue. Ya no estuvo en el siguiente y nunca más pisará una plaza donde su hijo se juegue la vida cada tarde.
De purísima y plata el cielo al entrar, de nazareno y oro cuando salimos y se desangraba el río bajo las lomas negras del Aljarafe.

Llegamos a casa, el chico de Telepizza, nos subió la oferta de tres “medianas” a elegir, como tres plazas de toros rellenas de queso y champiñones, como tres farolillos de feria.
Los niños encantados, la Giralda brillante, la noche alegre como un gato desperezándose sobre mi azotea.

Mi cumpleaños, muy bien, gracias. 

6 comentarios:

  1. ¡Bien celebrado, sí señor!

    Muchas felicidades y un abrazo.

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    1. Bien celebrado y bien cumplidos. Muchas gracias.
      Un abrazo.

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  2. ¡Feliz cumpleaños con retraso! Qué buena celebración y qué buenos regalos...

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  3. ¡Feliz cumpleaños, con retraso! Qué buena celebración y qué buenos regalos...

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  4. Feliz cumpleaños, con retraso... Sevilla, qué suerte tienes.

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  5. Muchas Gracias, Ana y JL. Sigo celebrándolo estos días en la feria. Un abrazo.

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