Los niños son imprevisibles, a veces absurdos, con su fondo de lógica y sorprendentes siempre.
Ayer el pequeño Santiago mientras se duchaba, moreno como el carbón, se señalaba debajo del brazo y me preguntaba: ¿Pápa, esto lo tienen todos? los niiiños, las niiiñas, los papaaaas, las mamaaas... No entendía bien que quería decir. Por fín me di cuenta de que se refería a las axilas, cuyos nombres desconoce por completo. Si, hijo, todo el mundo, (que cosa tan tonta pensé) ¡Ah claro- responde muy convencido y ufano por su descubrimiento- es que si no se nos caerían los brazos!
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