Foto de JMJ |
Con José María Jurado, gran poeta, ingeniero de telecomunicaciones, mente privilegiada, estuve en amena conversación durante dos horas en mi azotea.
Es una maravilla dejarse llevar, saltando los temas, sin cansancio, sin apercibirse del paso del tiempo. Pasa cuando hay una afinidad espiritual en la que el tiempo se desliza y el tono se acompasa.
Me ha ocurrido ayer y otras veces... recuerdo la calurosa tarde de junio con AR en este mismo sitio o con AP o con EGM, con los que tras largas parrafadas, aún nos quedan cosas en el tintero con las que largo y tendido.
Más tarde abrí uno de los libros que me regaló, Gusanos de Seda, fue el culmen de una tarde magnífica.
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