Nos vamos al campo de fin de semana, pero sólo nos llevamos a dos de cinco.
Lo rápido que pasa el tiempo. Hace nada salir era una odisea, cochecitos plegables, biberones, dodotis, dalsis, sillas especiales para el coche... al final casi ni merecía la pena el trayecto.
Ahora, dos están en Mallorca en una regata y el mayor se queda en Sevilla porque tiene que estudiar y entrenar.
Así que nos vamos con la furgoneta medio vacía y el síndrome del nido (medio) idem.
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