¿Diálogo, diálogo? ¿Pero qué es esto?
Como se han portado mal y han sido un poquito rebeldes vamos
a contentarlos.
No es ese el camino.
Mi hijo Santiago no se quiso comer ayer el plato de
guisantes del almuerzo, no fue a su entrenamiento por la tarde y se los comió
para merendar.
La próxima vez se lo pensará dos veces antes de decir que no
quiere el primer plato.
No hay que intentar contentar a quien no se quiere contentar.
Los independentistas lo quieren todo y no se les puede dar sin perjuicio de los
demás. No se puede ceder cometiendo injusticias para tratar de aplacarlos.
Habría que recortar competencias autonómicas, especialmente
la educación y tratar de centralizar la fiscalidad de manera que todos los
españoles seamos iguales. La tendencia es a la igualdad, no al privilegio, habría
que terminar con un sistema fiscal propio del Antiguo Régimen como el de las Vascongadas,
no ampliarlo a otras regiones.
Esto es el colmo, rebélense contra el estado que les saldrá
rentable.
¿Diálogo, diálogo?
¡Y un carajo!
Cuánto me alegro de conocer tu cuaderno de bitácora. Eso es lo que pensamos los que conservamos la verticalidad.
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