domingo, 18 de junio de 2017

Tantum ergo

A pesar de los treinta y tantos grados que ya hacía a las 9 de la mañana me enfundé el chaqué, con su chaleco y todo. Cuando ya salía, ay, la corbata, abróchese usted el último botón de la camisa y ahóguese con el lazo de seda.
Los dos niños con sus trajes, uno de terciopelo y galones dorados, muy fresquito también, el otro una sotana granate con dos mil botones y una capelina sobre ella, además de unas medias rojas, que anoche, me acordé, tuve que comprar en el Corte Ingles a las diez menos cinco de la noche...
Manolito echaba chispas, además de que no se quería levantar, se negaba a llevar esos ropones extraños, y mientras caminábamos por la calle era un continuo protestar; cualquiera que lo viera, un angelito rubio, vestido de esa guisa y relatando como un carretero.
Cuando llegamos me puse delante de un ventilador sudando a chorros.
Íbamos a acompañar al Santísimo, y a nadie se le ocurriría cambiar ni un ápice del rito secular por mor de las temperaturas para ponerse "más fresquito" es decir para adaptarse a la "coyuntura actual" a los "signos de los tiempos". No, no, ahí todo el mundo como toda la vida de Dios, unos con chaqués de lana, el sacerdote con pesadas capas pluviales de oro bordado,  otros con dalmáticas de damasco, aquellos con cuellos de encaje.

En fin que salió la procesión gloriosamente, con toda la calor, como siempre, espléndida, sin contemporizar, a pesar de los elementos.

Y encima regresamos todos vivos.


2 comentarios:

  1. Madre mía, me da calor sólo de pensarlo. A ver si a partir del jueves bajan las tempreraturas en Sevilla.

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    1. No te creas que no lo pienso... afortunadamente van a bajar "algo", de 41 a 37, ¡porque lo de estos días a sido para no venir aquí ni loco!

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