martes, 13 de junio de 2017

Línea directa ahora...

Entre los Antonios de mi agenda de wassap veo su foto y me sobresalto.
No voy a borrarlo, aunque ya ese teléfono no tiene receptor. Aparece junto a su mujer que mira a la cámara mientras él la mira a ella, al fondo un río y una ciudad preciosa sobre una colina.
Supongo que ya estaba enfermo entonces, aunque no lo parezca. Tiene el mismo aspecto que en la facultad, alto y delgado, cuando era el primero en todo y sacaba matrícula tras matrícula.
Ha sido el primero en morir.
Era una cabeza privilegiada y sacó las oposiciones a judicatura de un tirón. Era un optimista nato. Desde el hospital- me cuentan- daba órdenes para cuando volviese a casa, cuando ya todos sabían que nunca lo haría.
Ha muerto en paz, con su fe intacta.
Es inexplicable que perdure en mi agenda su teléfono y su foto y él no esté. Es absurdo que haya muerto ahora y que el jueves pasado fuésemos a su funeral y hoy, 13 de junio, se celebre su onomástica y no podamos enviarle un wassap.
Yo sé que él ya lo entiende todo y sé que su mujer y sus dos hijos están más protegidos ahora que él los mira desde el cielo, pero es dura la ausencia hasta el reencuentro.
Antonio, amigo, intercede por nosotros hasta que volvamos a vernos.
Un abrazo.


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