Ser delegado de Cultura del Círculo de Labradores de Sevilla es, desde luego un honor, por la historia de esta institución señera de la Ciudad, que lleva más de 150 años su espaldas, pero además es que le permite a uno asistir a conciertos como el de esta noche, que de otro modo, con el trasiego que llevamos, nunca encontraría tiempo para ello.
Además es un verdadero lujo poder presentarlo, conocer al artista invitado y sobre todo darle personal y efusivamente las gracias cuándo termina.
Cuando se le ve tocar desde tan cerca, otro privilegio, realmente queda uno asombrado y piensa como un ser humano puede llegar a tal grado de técnica y virtuosismo, cuántas horas, cuánta dedicación, es un verdadero ejemplo ver cómo la voluntad y el esfuerzo pueden llevar a esa excelencia. Verdaderamente es un acicate para todos. En fin ha sido un verdadero disfrute escuchsar a este joven polaco. Como estaban las ventanas del salón de actos abiertas me han dicho que desde la calle Sierpes la gente escuchaba parada, embobada, bajo ellas y que aplaudieron entusiastas cuando finalizó. Qué bien, porque no está hecha la lámpara para ponerla debajo del celemín. Música free!
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