martes, 9 de marzo de 2021
La necesidad de familias sensatamente imperfectas.
Como he leído a mi admirado amigo Ángel, me decido a seguir con el tema porque creo que es muy importante. Desde mi experiencia de padre de familia numerosa y ambos cónyuges trabajando sé de primera mano cómo funciona en España este tema. Esto es, bastante mal. Y tal como dice mi también admirado Gregorio Luri, se necesitan muchas familias sensatamente imperfectas.
Lo primero que tengo que decir es que nunca he pretendido que el estado corra con mis gastos por tener más o menos niños, es una opción personal que va mucho más allá de si va a haber relevo generacional o si mis vástagos van a pagar o no las pensiones. Es, como digo una convicción íntima, que va muy unidad el optimismo vital con el que miro el mundo y al valor infinito que le doy a la vida, a toda vida, que es maravillosa siempre y abocada a la eterna. Todo esto tiene que ver, claro está con Cristo resucitado. Pero más allá de ello, sí es cierto que la familia es un bien social y que sin ella nos vamos al garete como comunidad. Por eso, sí hay que ayudar a las familias que se atrevan a tener hijos y muchos, porque no debe convertirse en una heroicidad algo que es de lo más natural y con los cambios sociales y mentales del último siglo, la necesidad del trabajo fuera del hogar de ambos progenitores, que ya no es electivo, se hace imprescindible ayudar a que los ciudadanos del futuro, los niños de hoy, estén criados en un ámbito lo más sano posible, y este no es otro que la familia, célula en la que se entrega el amor gratuitamente que es el bagaje que llevaremos toda la vida y que hace que la sociedad funcione. Sin ese amor desinteresado primigenio vamos mal.
Pero es muy difícil tener cinco niños e ir a trabajar, poner la comida, y la lavadora y llevarlos a actividades extraescolares y hacer los deberes y trabajos manuales y que aprendan inglés y comprar un coche grande donde quepan todos y los carritos de bebe y los pañales y los brackets y los cumpleaños y las mil cosas que reclama una prole y teniendo que hacer guardias, salir de viajes de trabajo, reuniones on line… y llamar al fontanero porque se ha roto un grifo y pagar el Ibi y los colegios y llevarlos y traerlos, y la ropa que se queda pequeña y cambiar los armarios de verano e invierno y subir a los altillos fardos enormes y curar heridas e ir a urgencias de vez en cuando porque uno se ha hecho una brecha, aquel se tragó una moneda o ese otro se lesionó en un partido ¡e ir a ver los partidos y las actuaciones de fin de curso del colegio…! se necesita mucho tiempo y mucha dedicación y eso, hoy por hoy, en España no está resuelto.
Yo no puedo estar más contento con mi familia, no hay nada a lo que pueda haber dedicado mi tiempo y mis fuerzas que me haya compensado más en la vida... pero, por el bien común, visto lo visto y la necesidad de que el mundo siga adelante habría que facilitar las cosas a todos, si no esto se irá al traste con los pocos que vayamos quedando ancianitos, solitarios y desvalidos.
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