martes, 13 de enero de 2015

REYES MAGOS

Qué patético resultaría ver a todos los padres colocando tres copitas de vino y turrón y poniendo caramelos en los zapatos y envolviendo regalos intentando no hacer ruidos, entre bolsas y papeles que suenan tremendamente en la noche, que risible sería si no fuera conmovedor. Porque son esas chorradas las que recordarán los niños toda su vida y repetirán, como yo lo hago, con los suyos. Y hasta allí, sutilmente, llegará el hilo de la ilusión ininterrumpida, que a mi padre ya le entregaron en su infancia.

Manolito ya me preguntó sobre la realidad de los Reyes antes de Navidad, yo le respondí como pude. Cumplió ya diez años, ay, el día de los inocentes y no le dije ni que sí, ni que no, si no todo lo contrario… no seré yo el que le saque de dudas, que tiempo tendrá...

Pero al final del día de Reyes el mismo se dio cuenta de la verdad.

Fueron muchas emociones juntas, excesivas sorpresas, demasiados sucesos extraordinarios.

Un camino de monedas de chocolate se iniciaba desde su almohada y guiaba a él y a sus hermanos desde sus habitaciones, curvándose por el vestíbulo hasta llegar a un salón repleto de paquetes de colores donde, como un tesoro, un gran bote de cristal con cientos de doblones se desparramaba por la alfombra…

La Playstation, tan deseada, sobre cuya posibilidad de encontrar al despertar dudaba, el Fifa 15, los juegos de la PSVita, las tablets y móviles de los hermanos mayores, (O tempora, o mores) la bicicleta de Santiago, el patinete doble de Pilar…

Un Cd (de los Cuarenta, qué remedio) con un letrerito firmado por Melchor, Gaspay Baltasar: “Para escucharlo en el coche” … -¿Pero Papá si el CD del coche no funciona?- y al llegar a éste para ir a casa de los abuelos, encontrar una radio flamante con un gran lazo…

Y el piano de casa de la abuela, que ya nadie toca, que transportaron mágicamente, sin que nadie lo notara a casa de su prima que ahora está en el conservatorio, y cuya foto le envío esta por WhatsApp acreditando el milagro…

Eso ya fue demasiado…

¡ Imposible papá, eso ya es imposible- al terminar el día ya lo tenía claro- los Reyes- exclamo totalmente convencido-

CÓMO VAN A SER LOS PADRES!

2 comentarios:

  1. Realmente, es imposible, si por mi fuera el día de Reyes no hubiera puesto más que carbón a diestro y siniestro, pero los Reyes me convencieron, me sacaron de la cama y les ayudé a envolver una cantidad indecente de regalos con los que mis hijos, si tenían alguna duda, automáticamente la despejaron: imposible que el ogro de su madre les premiara de esa manera...

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    1. Los Reyes nos convencen de todo, Cristina. Creo que somos un poco facilones...

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