En casa me esperan como agua de mayo. Manolito necesita ayuda en su trabajo sobre Picasso, con recortes y pegamento incluido. (Me viene a la cabeza el inteligente y divertido artículo de Aquilino Duque de esta semana) Además la intendencia casera exige leche y huevos. Salida al supermercado más cercano. Voy (tarde) a misa de siete, apresurado y agotado. Es aquí cuando escucho claramente las palabras, "Ignacio, Ignacio andas ajetreado en mil cosas y sólo una es importante" y es la pura verdad.
Regreso. Por fin el ordenador es todo mío. Me siento en la camilla a prepararme mis clases. Afuera diluvia. Pero.. ah no,. Ignacio tiene hoy un recital a las ocho en el conservatorio. Se trata de una audición de “Agrupaciones Musicales”. Esto es, una orquesta de alumnos con muy buena voluntad y poca pericia. Reyes en la cocina, prepara la comida de mañana, la ropa de los niños, plancha y ha de bañar a los pequeños. No tengo ni la más mínima duda de que soy yo el que debo asistir al magno evento. Espero que sea breve. Bici de nuevo. Lluvia. Salgo a menos cinco. Llego a y un minuto. Nadie. Es a las ocho y media. Furor. Ya no puedo volver. ¿Qué hacer? Suerte que estoy en pleno barrio de San Lorenzo. Paso por la casa donde nació Becquer y me dirijo a la parroquia que da nombre al barrio. El cabreo desaparece de inmediato. Gozada total estas iglesias en las que se lleva dando culto sin interrupción casi desde la conquista de la ciudad, los siglos se dejan notar entre sus muros, y la devoción de generaciones… una Inmaculada de Pacheco, esculturas de Montes de Oca, Ocampo, Montañés, vírgenes de Roque Balduque, retablos, pinturas murales. De fondo se oye la misa que se celebra en la recoleta, dorada y profusa capilla sacramental. No sé dónde mirar, esto es de síndrome de Stendhal, todo es esplendido. Todo para mí, la iglesia está vacía. Salgo, me dirijo a la basílica del Gran Poder. Me siento en el primer banco. Impresiona siempre esta maravillosa imagen de Juan de Mesa. Me doy cuenta de que esta media hora ha sido un regalazo. Me apresuro para llegar a la audición. El profesor, ( cuya vocación se nota) explica lo que ha intentado conseguir con esa tropa de bestezuelas ineducadas. Y tocan y se escuchan unas peteneras, el himno de Andalucía y un Himno de España, que incluso desafinado, me emociona. (No puedo escucharlo sentado y soy el único que me pongo de pie. Como estoy detrás no doy la nota, que tampoco es el caso)
Regreso a casa. Inglés con Ignacio. Manolo me insta a sentarme con él a ver el Madrid Manchester, que maldito lo que me importa. Hago el paripé Mientras enciendo el ordenador-. A estas horas estoy muerto, mojado y cansado. Me preparo...¡ un baño de agua hirviendo! creo que no lo hago desde hace años, y me relajo leyendo a la vez unos artículos de JJ Lozano que son para mí como una revelación. Es un descubrimiento maravilloso, y tengo tanto aún por explorar...Pero tan alto grado de hedonismo decadente me parece excesivo termino con ducha de agua fría que me tonifica. Soy otro hombre. Ahora ya sí me pongo a preparar las clases. Los niños se han quedado dormidos en el sofá, el Madrid ha ganado. Aunque Pilar tose en su cama y a veces hay que acudir a consolarla, todo está tranquilo ahora. Todavía no tengo muy encarrilada la conferencia. Fuera sigue lloviendo. Bueno, mañana será otro día, si Dios quiere.
Hoy será otro día, D. m. Yo ayer me tragué el partido sin ninguna obligación, ay, y luego El Conde de Montecristo, ay, ay.
ResponderEliminarÁnimo con esa conferencia, con esas clases, mon semblable, mon frère.
Muchas gracias, no sabes como anima sentirse comprendido.
ResponderEliminar¡Hombre, el Conde de Montecristo es mucho Conde de Montecristo!
Un abrazo.