domingo, 26 de abril de 2020

CUARENTENA VIII

Ya parece que hay cierta apertura, hoy hemos salido con los dos más pequeños, menos mal que ya los han equiparado a los perros. El paseo por una Sevilla solitaria, dentro de la tristeza por la calamidad, no deja de tener una gran belleza al estar solo para nosotros.  Las plazas mas turistificadas sin nadie, las calles más típicas en soledad... Ello te permite percatarte de detalles que en el maremagnum de gente es imposible.
Ayer montamos nuestra caseta y tomamos el pescado tradicional. Los vecinos estaban todos en los balcones y habían colgado guirnaldas y farolillos. A pesar de que hay miles de muertos, estos momentos sirven para olvidarse un poco de esta triste situación y sentirse un poco hermanados en la desgracia colectiva.  La situación crítica de un gran amigo la llevo como un peso, aunque afortunadamente ya hay visos de esperanza. Pensar cómo estaría Sevilla esta noche y todo lo que se ha perdido es duro. Realmente se sobrelleva con bastante dignidad, no hay feria y no pasa nada, hay cosas peores y miles de familias desvastadas, pero la procesión va por dentro. El sábado llaman al telefonillo, uno  sobresalta ante la falta de costumbre. Un mensajero trae de regalo una caja de manzanilla, unos catavinos y varios farolillos, y entonces me emociono y salen como en un borbotón esas carencias, esas pérdidas menores, que parece que tenemos asumidas pero...uff, realmente es mucho a lo que todos hemos renunciado.

Hemos tenido la gran fortuna de recibir la comunión, lo cual es una suerte insólita en estos tiempos de catacumbas. La emoción ha sido muy grande.
Ayer cayeron varias jarras de rebujito y  sevillanas y pescao frito, esta mañana temprano tras la comunión hemos desayunado churros y después el paseo.
La reclusión se sobrelleva así mucho mejor.











sábado, 11 de abril de 2020

CUARENTENA VII

Sábado Santo. En la catedral de Granada impiden continuar el oficio del Viernes Santa. Tanta estulticia, tanta cobardía, tanta sandez, tantísimos intransigentes, tanta incompetencia me abruma.
El gobierno es el absoluto desastre. ¿Qué medidas están tomando para que esto acabe?. Nada, recluirnos a todos como viejas indefensas hasta que esto termine, si es que lo termina. La reclusión será necesaria, ya que han llegado tarde y mal por su incompetencia, pero al menos ahora que hagan algo ¿o  vamos a estar seis meses encerrados hasta que esto acabe? Esos no es una medida eso es la medida de su incompetencia. Muerto el perro se acabó la rabia. Qué inteligentes. ¿Pero qué se puede esperar de un doctor que copio su tesis, de una panda de tipos sin experiencia alguna como Iglesias y su pandilla de cajeras de supermercados. Qué gran labor haría esa mujer en un Mercadona, esas si que son admirables, pero no llevando la pesada responsabilidad de dirigir un país en el momento más dramático y difícil desde la Guerra. Echenique, Monedero... es que uno los ve y dice ¿madre mía, pero como vamos a salir de esta con esta panda de ineptos, que estarían muy bien rigiendo un cine club de pseudintelectuales en los bajos de un barrio suburbano, con cerveza, porros y cubatas después de la sesión, pero dirigir España, nada menos que España, ¿uff, qué puede salir bien?
Mientras tanto con un decreto de estado de alarma nos van privando de nuestros derechos fundamentales, uno de ellos  el de culto, claro que en esto son nuestras autoridades eclesiásticas las que se llevan la palma. Empezando por no haber defendido de la profanación la basílica del Valle de los Caídos como debieran, independientemente de que los restos fuesen de Franco o de la Pasionaria, eso da igual.Pero de esa cobardía y ese bienqueda de entonces nos lleva a todo lo demás. Como continuación, sometidos a la "prudencia" cierran las iglesias a cal y canto, sin que el gobierno lo decrete. Las misas sólo para ellos, el pueblo abandonado. A mi me gustaría ver a los San Carlos Borromeo y a los San Luis Gonzaga de hoy, que los hay, ojo, y ya saldrán espero, pero que casi no se encuentran en el aparato burocrático de nuestra Iglesia, tan comedidos ellos. Yo los necesito como luz y referencia ya que estoy tan alejado de la perfección.
He procurado escuchar, que no asistir, a las misas on line, pero es frío y falso. Precisamente los niños, que como los locos suelen decir la verdad, son reacios y me cuesta trabajo tenerlos controlados, cosa que no ocurre en el templo, y es que ellos son conscientes de este paripé, porque, no nos engañemos, a pesar de todas las admoniciones en su favor, nos falta la Presencia, sin ella todo cae como una tramoya sin armazón. Ciertamente nos sirve para escuchar las lecturas y tener un momento de oración, pero realmente para ello no es necesario ponerse ante la pantalla de la tv. Es más, he llegado a la conclusión de que esto es perjudicial para los niños, porque banaliza el misterio profundo de la presencia real de Cristo en la eucaristía. NO señores, no es lo mismo, no me hagan comulgar con ruedas de molinos, o de aire en este caso...
Mi amigo AP, como siempre, tiene más razón que un santo, y me alertaba de esta lejanía. Creo que a partir de ahora haremos las lecturas en familia, lo que será más cercano a la verdad y más significativo que la mera apariencia on line.
Ya van por 15.000 muertos. Esto es dantesco, las morgues, los ataúdes apilados, las bolsas negras porque no hay féretros suficientes, la ausencia de cercanía. Sólo dejan ir a tres a los entierros. Pero los medios amordazados no se dejan llevar por el "tremendismo" que no conviene a un Gobierno que clamaba histéricamente en la oposición por la muerte de un perro. Parece que ahora mueren espíritus sutiles sin pena ni gloria...
El wasap controlado por el Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos y todos tragando.
O levantamos la cabeza o nos comen.
Esto no va de epidemias esto va de esclavitud o libertad, es decir, de vida o muerte.


CUARENTENA VI

Hemos pasado un Domingo de Ramos atípico.
Todo vacío. Donde tenía que haber una bulla inmensa, cientos de personas ilusionadas entrando en las iglesias para ver los pasos preparados. Niños endomingados, flores, palmas, luces, cera, incienso... nada.
Desolador.
El tradicional  via crucis de la Vera Cruz el viernes de Dolores, conectados a la tv y con incienso en casa.
En casa todo fluye admirablemente bien. Hay excepciones. Gran trifulca en la cocina cunado los niños se persiguen porque uno ha cogido un trozo de bizcocho más grande que el otro. Alrededor de la mesa se persiguen, tiran unas parrillas de metal que hacen un ruido infernal, como si hubiese caído el templo de Salomón, es más el ruido que las nueces, pero llega la madre de familia y pone a todos firme, incluyendo al que escribe y promete que los bizcochos y dulces se han acabado para siempre. Silencio sepulcral, incluido el que escribe, que, por lo visto, tenía que haber atajado la discusión antes...
Los niños deseando ver la Casa de Papel, que se estrena el sábado. Se la beben. Les digo que a partir del Domingo se acabaron las películas profanas.
El día de Palmas, a las tres de la tarde sacamos a la Borriquita desde el balcón, y conectamos en directo, vídeo que se hace viral y por la tarde le ha llegado a gente desde Madrid o desde Cáceres. También retransmito la entrada a la hora exacta en que debiera estar entrando. Yo estoy a lo mío y no me doy cuenta, pero los vecinos han salido a los balcones y cuando termino y entra al son de la Marcha Real, recibimos un aplauso atronador.
Las cosas de Sevilla, aparece un coche de policía con una marcha de cornetas y tambores a toda potencia que resuena en toda la plaza, de nuevo la gente en los balcones. Santi con la borriquita y el incienso. Se para el vehículo donde debiera estar la mítica rampa, los policías con mascarillas y guantes hacen signos de entusiasmo y apoyo. La plaza vacía por un momento cobra vida, la plaza es un clamor este Domingo de Ramos a pesar de la ausencia.



lunes, 6 de abril de 2020

LUNES SANTOS DEL CORONAVIRUS.



 La procesión va por dentro...


Desde que tenía 12 años, sin faltar uno he vestido mi túnica negra de ruan. Fue mi padre, cuyas cenizas están a los pies del altar del Cristo, quien nos llevó, a mis hermanos y a mi por primera vez.
Se enamoró de esta cofradía, cercana al ambulatorio donde iba cada día. El curaba a los vecinos de este barrio clásico y antiguo de San Vicente, muchos de los cuales eran también hermanos de nuestra Hermandad.
Al vivir fuera del centro no podíamos cumplir ese rito de ir andando. Y vestidos con la túnica y los capirotes quitados nos montábamos, eso sí, ya en silencio, en el coche, que en aquellos días todavía se aparcaba fácilmente en la calle Baños, o en Redes, cerca de la capilla.

Ahora soy yo el que llevo de la mano desde mi casa, ahora sí, andando, con el antifaz cubierto, sin mirar para atrás, por el canino mas corto, a dos monaguillos, junto a tres nazarenos, más altos que yo. Es la vida que sigue. Son los siglos que corren por mis venas y las de los míos, igual que la de aquellos que en el convento de la hoy Plaza Nueva, donde ahora hay un banco, fundaron unas reglas y unos ritos que todavía seguimos.

Hoy no, hoy por primera vez no visto mi túnica de ruan y la lápida donde yace mi padre al pie del altar no sentirá los pies descalzos de los nazarenos de la Vera Cruz que forman la cofradía.La procesión va por dentro, se dice...y cuanto hay de verdad hoy en ello.

La procesión hoy no tiene más remedio que ir por dentro…
Ahora tras tomar la taza de café, tras haber visto pasar a la joven cofradía de San Pablo por mi puerta, donde a la Virgen le han tirado miles de pétalos desde nuestros balcones, unos jóvenes del barrio periférico, entusiasmados, vestidos de Domingo, que se despiden de nosotros hasta el año que viene, qué ironía hoy, en lo que ya es una tradición, ahora tras tomar esta taza de café y la torrija me dispongo a revestirme con la túnica con la quiero ser amortajado, ahí están planchadas, las largas colas cogidas con alfileres para que no arrastren, los espartos, el cíngulo, el escudo, los roquetes de encaje de los pequeños...pero hoy no esta el perchero, con los capirotes de cartón esperando, con la cestita de mimbre negra, el mismo donde se van a colgar poco después los trajes y mantoncillos de gitana, hoy no hoy la procesión va por dentro
Oncemil es el número fatídico de tantos a los que se ha llevado la epidemia maldita, muchos, la mayoría son ancianos, a los que la muerte les ha venido deprisa, antes de lo debido. Por mi ventana he visto estos días llegar furgones del tanatorio en un rosario trágico llevándose ancianos de la residencia vecina. Los militares heroicamente acuden continuamente a desinfectar el edifico, los médicos y enfermeros, se asoman al balcón a tomar el aire a veces, con sus trajes de protección en una imagen onírica y terrible.
Hoy no bajaré las escaleras, cuidando de no chocar el capirote contra los dinteles, no atravesaré la plaza, no cruzaré por Cuna,, no llegaré a San Andrés abriéndome paso entra la bulla que espera impaciente y jubilosa a Santa Marta, no llamaré al cancel del atrio de mi capilla,, donde me esperan los hermanos que revisan, que no lleve adornos, ni joyas, ni reloj, sólo la alianza, el escudo en su sitio, el cíngulo hacía el lado correcto.
Hoy no rezaré el padrenuestro preceptivo antes de descubrirme ante los Titulares, el Ave María ante la mas triste de las Vírgenes, hoy no… porque la procesión va por dentro, por dentro de las arterias de todos los sevillanos de todos mis hermanos que revivimos, como si se hiciera presente estos hábitos seculares, cuyo peso es tal que aunque no haya salidas, ni pasos ni flores, cera, ni música, todos vamos a hacer nuestra estación de penitencias, habrá como una misteriosa nube que nos cubra, que sobrevuele la ciudad vacía, y en cada casa, en cada alma, en cada corazón de los nazarenos de este lunes santo se hará presente y nos insuflará el hálito de esta comunión casi milenaria decantada por la repetición perenne que hoy no se interrumpe, porque no puede ser, es imposible: la procesión hermanos, todos, no lo dudemos, este año, la llevamos muy dentro.