lunes, 6 de abril de 2020

LUNES SANTOS DEL CORONAVIRUS.



 La procesión va por dentro...


Desde que tenía 12 años, sin faltar uno he vestido mi túnica negra de ruan. Fue mi padre, cuyas cenizas están a los pies del altar del Cristo, quien nos llevó, a mis hermanos y a mi por primera vez.
Se enamoró de esta cofradía, cercana al ambulatorio donde iba cada día. El curaba a los vecinos de este barrio clásico y antiguo de San Vicente, muchos de los cuales eran también hermanos de nuestra Hermandad.
Al vivir fuera del centro no podíamos cumplir ese rito de ir andando. Y vestidos con la túnica y los capirotes quitados nos montábamos, eso sí, ya en silencio, en el coche, que en aquellos días todavía se aparcaba fácilmente en la calle Baños, o en Redes, cerca de la capilla.

Ahora soy yo el que llevo de la mano desde mi casa, ahora sí, andando, con el antifaz cubierto, sin mirar para atrás, por el canino mas corto, a dos monaguillos, junto a tres nazarenos, más altos que yo. Es la vida que sigue. Son los siglos que corren por mis venas y las de los míos, igual que la de aquellos que en el convento de la hoy Plaza Nueva, donde ahora hay un banco, fundaron unas reglas y unos ritos que todavía seguimos.

Hoy no, hoy por primera vez no visto mi túnica de ruan y la lápida donde yace mi padre al pie del altar no sentirá los pies descalzos de los nazarenos de la Vera Cruz que forman la cofradía.La procesión va por dentro, se dice...y cuanto hay de verdad hoy en ello.

La procesión hoy no tiene más remedio que ir por dentro…
Ahora tras tomar la taza de café, tras haber visto pasar a la joven cofradía de San Pablo por mi puerta, donde a la Virgen le han tirado miles de pétalos desde nuestros balcones, unos jóvenes del barrio periférico, entusiasmados, vestidos de Domingo, que se despiden de nosotros hasta el año que viene, qué ironía hoy, en lo que ya es una tradición, ahora tras tomar esta taza de café y la torrija me dispongo a revestirme con la túnica con la quiero ser amortajado, ahí están planchadas, las largas colas cogidas con alfileres para que no arrastren, los espartos, el cíngulo, el escudo, los roquetes de encaje de los pequeños...pero hoy no esta el perchero, con los capirotes de cartón esperando, con la cestita de mimbre negra, el mismo donde se van a colgar poco después los trajes y mantoncillos de gitana, hoy no hoy la procesión va por dentro
Oncemil es el número fatídico de tantos a los que se ha llevado la epidemia maldita, muchos, la mayoría son ancianos, a los que la muerte les ha venido deprisa, antes de lo debido. Por mi ventana he visto estos días llegar furgones del tanatorio en un rosario trágico llevándose ancianos de la residencia vecina. Los militares heroicamente acuden continuamente a desinfectar el edifico, los médicos y enfermeros, se asoman al balcón a tomar el aire a veces, con sus trajes de protección en una imagen onírica y terrible.
Hoy no bajaré las escaleras, cuidando de no chocar el capirote contra los dinteles, no atravesaré la plaza, no cruzaré por Cuna,, no llegaré a San Andrés abriéndome paso entra la bulla que espera impaciente y jubilosa a Santa Marta, no llamaré al cancel del atrio de mi capilla,, donde me esperan los hermanos que revisan, que no lleve adornos, ni joyas, ni reloj, sólo la alianza, el escudo en su sitio, el cíngulo hacía el lado correcto.
Hoy no rezaré el padrenuestro preceptivo antes de descubrirme ante los Titulares, el Ave María ante la mas triste de las Vírgenes, hoy no… porque la procesión va por dentro, por dentro de las arterias de todos los sevillanos de todos mis hermanos que revivimos, como si se hiciera presente estos hábitos seculares, cuyo peso es tal que aunque no haya salidas, ni pasos ni flores, cera, ni música, todos vamos a hacer nuestra estación de penitencias, habrá como una misteriosa nube que nos cubra, que sobrevuele la ciudad vacía, y en cada casa, en cada alma, en cada corazón de los nazarenos de este lunes santo se hará presente y nos insuflará el hálito de esta comunión casi milenaria decantada por la repetición perenne que hoy no se interrumpe, porque no puede ser, es imposible: la procesión hermanos, todos, no lo dudemos, este año, la llevamos muy dentro.

5 comentarios:

  1. Este año haremos una penitencia, sin estación, mayor que los otros.

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  2. Sabes transmitir esa manera profunda de vivir la Semana Santa y en cierta manera nos la haces vivir también a nosotros.
    Un abrazo

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