miércoles, 14 de noviembre de 2012

En busca del tiempo perdido

Los plátanos estaban demasiado maduros y como aquí no se tira nada, y menos ahora en que me sobra mes al final del sueldo, mi mujer le añadió zumo de naranja e hizo unas papillas de frutas como las que tomaban cuando los niños eran bebés.
Manolito al probarlo, a Proust le surgieron seis tomos de una magdalena, se le vino su larga vida a la memoria (siete añitos) y exclamo ante el asombro y las carcajadas de su madre y mía:
                                                         ¡¡OSTRAS QUÉ RECUERDOS!!

2 comentarios: