jueves, 22 de noviembre de 2012

El perito asombrado

De nuevo vino un técnico, ahora el de la compañía de seguros del vecino. Duelo de peritos.  Estaba sólo con los dos peques. Lo recibí en el Gran Hall del ala Este, totalmente vestido de mamarracho, porque pensaba ir a recoger a Manolito del entrenamiento de futbol, haciendo footing. Mis  vestiduras deportivas no son nada fashion, es más son recicladas, un bañador viejo, una camiseta y una sudadera que un brasileño dejó abandonadas en un apartamento de mi madre debido al exceso de equipaje y que yo no dudé en apropiarme. El inquilino, todo hay que decirlo era doctor en algo y estaba complementando sus estudios y algunas cosas, es cierto, eran digamos, tan brasileiras que no me atreví a llevármelas, pero una sudadera, (el nombre se la trae) no es más que una sudadera por mucho que las haya de marcas marquísimas. Mira que recibo cada temporada una invitación con el nuevo catálogo de Loewe, que no me molesto en abrir, pero seguro que tiene ropa "casual” y chándales ideales para primavera, verano, otoño e invierno para deportistas de “élite”. Pero ni por esas. A ver si me notifican que me ha tocado un bolso de piel de gamusino, y lo vendo por no menos de dos mil euretes.  Reyes, por ahora que se conforme con los de Zara, o todo lo más, elevando un poquito el nivel,  vamos a dejarlo en Üterque,...
Pero a lo que íbamos, las zapatillas, "los tenis" como dicen por ahí, los botines como decimos por aquí, no sé ni de quien son, quizá de algún sobrino de Reyes, (eso sí, son adidas blancos con tres rayitas azules, como los de mis tiempos y me están bien si encojo algo los dedos) y los calcetines de los gitanos de Sanlúcar, diez pares a un euro... con un logo imitación de la victoria alada, oséase, falso Niké… 
De esa guisa tuve que abrir la puerta. El perito iba encorbatado. Cruzó mis aposentos personales para pasar a la zona de baños y spa. Mi ropa ligeramente desordenada, encima de mi lecho, (es decir hechas un gurruño, que no se entere mi santa esposa.).
Inspeccionada las “zonas húmedas” parece que no hay que abrir, no se ve nada extraño en mi sala de baños, quizá se solucione con una simple laparoscopia. Que los técnicos se entiendan...
De nuevo en el Gran Vestíbulo, mientras terminada de darle mis datos, mi hija Pilar apareció diciendo a grito pelado ¡¡limpiaameee!! en posición de decúbito prono y con su hermoso y sonrosado trasero al aire. El perito no dijo nada, yo tampoco, aunque la niña insistía e insistía cada vez más desaforada. Por fin se fue. (En qué pensaría mientras yo le daba la mano “deportivamente" y mi hija rugía, prefiero no adivinarlo) Al final acudí a los requerimientos perentorios de la pequeña salvaje y le iba advirtiendo que es de mala educación salir del cuarto de baño a las zonas nobles de la casa, sin ropa interior, con el trasero en pompa y gritando cuando los peritos de las compañías de seguros ajenas vienen de visita, y dada las circunstancias, aproveche para darle un azote conminatorio en salva sea la parte, que tenía tan a mano, a lo que ella muy digna (lo que aprenden estas chica en el cole) me respondió: "no se pega, hay que respetar" (Sic).
Bueno pues, seremos respetuosos mientras podamos…

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