martes, 5 de junio de 2018

Música y caracoles

En el salón de carteles de la Real Maestranza escuchamos la voz inefable de Mariví Blasco y la guitarra barroca de Juan Carlos Rivera.
Por la mañana leí que había un concierto ¡entrada libre previa invitación! de esta espléndida cantante que ya había podido escuchar en el FEMAS hace dos años.
Dejamos a los niños con la cena en los platos y la recomendación de que se portasen bien y recogiesen la cocina y allá que nos fuimos Reyes y yo ¡con un chaleco sobre los hombros, en junio en Sevilla, como si estuviésemos en Santiago! Qué alegría de cambio climático, que siga así, a lo mejor hasta tendremos que usar en Andalucía "ropa de entretiempo"...
Llegamos con el tiempo justo y sin invitación previa, pero había sitio. Rodeado de los carteles de grandes pintores contemporáneos internacionales, en un sitio tan sabroso como la plaza del Baratillo, sonaban inmejorablemente las chaconas y los versos de amor de época de Murillo.
Qué disfrute, se repitió el hechizo de la vez anterior.
En el Arenal, en temporada, hay unos caracoles para, literalmente, chuparse los dedos y en la calle Santas Patronas la cerveza y las cabrillas supieron a gloria. En el bar Alfonso "el rey de los caracoles", absorbimos escargots y saboreamos chicharrones a placer.
Pasamos por "Rayas", pero no caímos en la tentación del helado, que hubiese sido un abuso.
En casa, los pequeños aun no se habían dormido. Hubo tiempo para un cuento corto, el de "la pulguita", que yo inventé para casos de urgencias y dura 50 segundos, no coló esta vez y Pilar sacó el clásico de Caperucita. Tras pegarle el susto de muerte echándome encima con las fauces abiertas con el !!PARA COMERTE MEJOR!! se quedó la mar de a gusto.
Y cerrando las contraventanas ¡en junio! el Salvador iluminado quedó fuera y nosotros en la casa a  oscuras y tranquila dentro.


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