sábado, 26 de enero de 2013

¡DIGNIDAD, ANTE TODO, SIEMPRE DIGNIDAD!

Santiago, a sus cinco años, se niega a ponerse la ropa que su madre antes de irse a trabajar le ha dejado preparada. Como esta mañana no vais a salir, ya que Pilar está medio con fiebre- nos dijo- he dejado esta ropa de andar por casa. Siempre he estado en contra de eso que llaman ropa de estar en casa, ya que suele ser la excusa perfecta para ir de de mamarracho. Yo personalmente me niego, “confortable pero digno”, sería mi lema.
El modelo de algodón gris, estilo sudadera y calzonas, (supongo que heredados), reposa encima de la cama de Santiago,  y este sigue en pijama resistiéndose a imbuirse en él.
 ¿Pero porqué? -Le pregunto, ya un poco irritado.
¡Porque es ridículo!- Me contesta. Y la verdad es que tiene toda la razón.

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