viernes, 26 de junio de 2015

YO SOY LUNÁTICO

Me alegraré infinito de que nuestros hermanos ortodoxos no acepten la fecha fija de la Pascua y sigamos como siempre al albur de la luna.
Por nuestra parte, los católicos, parece que hay un consenso, para renunciar a una tradición tetra milenaria. (No sabemos lo que tenemos, ni lo que perdemos)
Sin entrar en las teológicas, me disgusta tal cambio, por razones estéticas y poéticas.
¿Cómo va a ser lo mismo celebrar la Pasión bajo la luna enorme de Parasceve, brillante, redonda y misteriosa, la misma que plateó los olivos grises y los cabellos oscuros, los surcos de agua y sangre del rostro de Jesús en Getsemaní, que en una noche cualquiera?
¿Cómo va a ser lo mismo sentir que bajo esa misma luna, huyeron de Egipto los judíos hace 4000 años, y desde entonces una tradición ininterrumpida nos une íntimamente al pueblo que buscaba la tierra prometida y que sigue esperando al Mesías?
¿Cómo va a ser lo mismo estar unidos al ritmo de la naturaleza, cuando se ofrecía a Dios, al inicio de la primavera, las primeras reses del ganado menor?
¿Cómo va a ser lo mismo depender de “la primera luna llena de primavera, según los astros: la luna, la tierra y el sol” si eso es pura poesía?
y el bastón, y la sangre en las jambas, y el pan sin levadura, y las prisas del 14 de Nisan... Mah Nishtanah ¿porqué es diferente "esta noche" de todas las noches?

Comprendo que la unidad de los cristianos es un bien grande y el escándalo de la división es patente, pero esa división no viene de la fecha de la Pascua, que es mera anécdota. Además el problema lo tienen nuestros hermanos ortodoxos, que, ciertamente, no han adaptado la fecha de la Pascua al calendario gregoriano, y cada vez se alejarán más del equinoccio de primavera, por el desfase de los 11 minutos anuales del calendario juliano. Pero nosotros ya nos adaptamos, como era lógico. Y es bien conocido el hecho de que Santa Teresa murió un 4 de octubre de 1582 y se enterró al día siguiente, un 15 del mismo mes, precisamente porque le cogió de pleno la adaptación.

En fin, que no me gusta nada eso de cambiar una tradición litúrgica ancestral.

Supongo que los turoperadores, restaurantes y delegaciones de festejos de ayuntamientos y municipios estarán encantados de tener todo tan ordenadito y no depender de lunas y lunáticos y que podrán programarse los eventos lúdicos de modo eficaz, eficiente y efectivo; sistemático, sintético, y práctico; técnologico, lógico y analítico; telemático, económico y electrónico… y siga usted poniendo esdrújulos…

Dicho esto, doctores tiene la Iglesia, y apechugaremos, en su caso, con la merma estética y poética, porque una cosa está fuera de toda discusión, independientemente de lunas y estrellas, quien verdaderamente orienta nuestras vidas es Cristo «Oriens, splendor lucis æternæ et sol iustitiæ».

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