lunes, 29 de diciembre de 2014

ESTADO DE INOCENCIA

Ayer, día de los Santos Inocentes, mi hijo Manolo cumplió 10 años. Para ser más exacto, 10 años y aproximadamente nueve meses, porque comenzó a vivir cuando mi mujer se quedó embarazada. Esos nueve meses fueron vitales para su existencia, porque mi mujer y yo (realmente sobre todo mi mujer, que es la que decide) pudimos haberlo matado impunemente. No lo hicimos, y la evidencia está a la vista, Manolo el futbolista.

Eso era por el año 2004, y por entonces había determinados límites de fechas y motivos para poder abortar. Poco después se ampliaron unas y otros y se instauró el “derecho” a matar a los niños y niñas en el seno materno, en un grado de progresismo inimaginable en esta sociedad maravillosa que hemos creado entre todos y todas. Hoy siguen estando vigentes esas leyes de progreso gracias a la iniciativa del PSOE y la aquiescencia del PP.

Antes de ayer mismo, fui testigo del alto grado de civilización a que hemos llegado. En la “Gala: Inocente, Inocente”, aparecían dos mujeres fumando. No se podían obviar las imágenes, porque este hecho monstruoso era el desencadenante de la broma de la que era objeto una de ellas. No obstante, para no herir la sensibilidad de los espectadores y espectadoras, tan delicados ellos y ellas, se pixelaban, ¿se dice así? las imágenes de los cigarrillos, de manera que se intuía que estaban “fumando”, perdonen que lo diga tan crudamente, aunque no se veía, eso hubiese sido excesivamente descarnado, el instrumento del delito.

¡Oh, maravilloso estado de derecho español, que permite matar niños en el seno materno y nos impide ver un cigarrillo en televisión, que nos enseña a decir Llirona y A coruña, a los retrógrados hablantes de las comunidades no históricas, y utilizar el correctísimo lenguaje de género para no ofender a los ciudadanos…quiero decir, ciudadanía.

Una última anécdota, a tenor de la pixelación.

Hace años volaba rumbo a Riad. El avión de último modelo tenía pantallas individuales de televisión, donde veíamos una película de James Bond. Pensé, que no estaba todavía muy logrado eso del cine a 4000 metros de altura, pues había demasiadas interferencias y no se veía con claridad. Pronto caí en la cuenta de que no existían tales interferencias. El estado Árabe, para preservar la moral de todos y todas, se cuidaba de pixelar los escotes, piernas y brazos de las chicas, (vestidas, eh) que aparecían en escena.

Bueno, pues el estado español, ya está llegando a los mismos grados de refinamiento y civilidad, que los estados islámicos, con la progresista Arabia Saudí a la cabeza.

2 comentarios:

  1. Querido Ignacio, como es costumbre en mí, voy a tocar un poco las narices: En 2004 el aborto no tenía límite de plazo si era por el tercer supuesto. Podía abortarse de manera perfectamente legal hasta el día del parto diez minutos antes del mismo. Con la ley del 2010 (infame también, que consagra el crimen como derecho, etc.) eso sí se limitaba.

    Esa es la ley a la que quería volver Gallardón y a la que organizaciones que quieren que se les oiga animan al gobierno a volver. Aclaro.

    Un abrazo.

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  2. Querido Gonzalo, tienes razón, aunque matizo. En 2004 en España abortaba quien quería y cuando quería porque la ley era un coladero. Eso es un hecho. La ley del 2010, no cambió ese hecho, sino que lo favoreció, porque instauró el "derecho" sin "ningún tipo de motivos" durante no sé cuantas semanas. Con unas y otras el aborto en España era y es prácticamente libre, aunque es aún más perversa y horrible la ley del 2010 por legitimar positivamente lo que hasta entonces, al menos en el papel, era un mal. La ley de Gallardón, el proyecto, al menos en su principio, establecía unos límites muy estrictos para matar al feto. Esto es una aberración, es claro, pero si estos límites se cumplían a lo mejor se reducían a menos de la mitad el número de muertos. Lo cual es un avance de facto y también moral, un paso hacia la prohibición absoluta del aborto voluntario, que es lo que una sociedad sana debe conseguir. En fin, seguiremos en la lucha. Tengo la esperanza cierta de que la sociedad cambiará, no sé si nosotros lo veremos, lo malo es cuántas vidas se quedarán en el camino. Un abrazo.

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