jueves, 17 de julio de 2014

MAR EN CALMA


Tengo los auriculares puestos y suena una música de Debussy.  Como no oigo nada de la realidad, lo veo todo como en una película. Imágenes que se suceden al compás de las notas. A través del balcón el sol espejea en las olas. Una boya roja, otra verde flotan perezosamente. Un joven vigoroso nada adentrándose hacia el horizonte brumoso de tanta luz, de tanto sol, de tanto verano. Una barca lanza destellos  y manda señales en morse cuando el sol se refleja, ahora sí, ahora no, sobre su flanco. Me gustaría saber qué dice.
La música es tan evocadora, una flauta penetrante, unos violines, que duele. Todo está como parado, retenido, irreal. Entran ganas casi de llorar al sentirse parte de esta plenitud. Espectador y a su vez, partícula palpitante, actor, de este drama apasionante que llamamos vida.

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