lunes, 26 de octubre de 2020

PASEANDO POR UNA SEVILLA SIN GENTE

Debido a la pandemia los monumentos sevillanos se ven ahora con una tranquilidad maravillosa.

Ayer estuvimos en el Hospital de los Venerables Sacerdotes, donde acogían a aquellos ancianos en sus últimos días.




Se atisba al fondo la Giralda

Es de una belleza idílica, esos patios de columnas y azulejos, las galerías, la iglesia barroquísima. 

Iglesia. Pinturas de Lucas Valdés con escenas que destacan la primacía del poder sacerdotal sobre el temporal. Primacía del papado sobre el imperio. Foto F. Focus

Murillo y Justino de Neve, tan amigos ellos, pasearían por aquí, maquinando como pintarían la Inmaculada, o a la Virgen dando pan a los sacerdotes, sin pensar que un siglo después lo robaría el francés y estarían en Budapest o en el palacio de parisino de un mariscal de Francia. 

Museo de Budapest. Murillo



En una jugada maestra de la diplomacia franquista, la Inmaculada regresó a España. La Fundación Focus ha traído a su vez a su lugar original, otros cuadros como el San Pedro  o la Santa Catalina de Murillo.

Imagen del año 2012 cuando estuvo en depósito la Inmaculada en el marco original para el que fue pintada. Como ven, un verdadero espectáculo, mucho mejor que en el Prado.




Lágrimas de S. Pedro. Murillo. Tras siglos fuera de España ha regresado a los Venerables para donde fue pintado. Foto F. Focus



Esta magistral Santa Catalina se la llevo Soult a su colección particular robada en la iglesia de Sevilla de ese nombre, también ha regresado a su ciudad natal, aunque a no a su ubicación original. Foto F. Focus

Santa Rufina. Comparada en el 2007 por 12,4 millones. Aunque discutida su genuina autoría en su momento, hoy hay unanimidad en atribuirla a los pinceles de Velázquez. foto F. Focus

Espléndida Inmaculada de Velázquez, de su etapa sevillana, con 17 años la pintó. Foto F. Focus 



Sacristía con techo pintado por Lucas Valdés. Foto F Focus


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