miércoles, 4 de febrero de 2015

MEDIANOCHE Y LUNA LLENA


Llegué de hacer unas gestiones a las siete de la tarde y había un montón de niñas de seis años en casa, celebrando el cumple de Pilar. Fué en noviembre, pero no paraba de dar la lata para invitar a sus amigas...

Mi santa esposa, aprovechó, me cogió por banda y me puso a actuar de showman el rato que quedaba. Un concurso y un cuento... Todas calladas, que ya es difícil, sentadas en la alfombra, encendí unas velas, y tanto énfasis puse en el de Blancanieves, que algunas casi se ponen a llorar asustadas cuando la madrastra quiere matar a la dulce protagonista. Rápidamente cambié de tercio, vaya a ser que me encarcelen por traumatizar a la infancia feliz. Se lo pasaron pipa, al final con la piñata de Frozen (todo ha de ser de frozen ahora), yo en lo alto de la escalera de mano, dejando caer una lluvia de chuches. (Sobre el trasunto filosófico teo-antropológico de la piñata véase EGM)

Corriendo me fui a la ópera: ensayo general de Norma. Manolito, Ignacio y yo.
Codazos a mi izquierda cuando Ignacio hacía ruido con la nariz, a mi derecha cuando Manolo, dormido en mi hombro, amenazaba con roncar. Algo se les irá pegando. Al menos este último escuchó un bello Casta Diva antes de la sobada.

Entreacto. Llevo a Manolo en la bici ¡qué frío! a casa y lo sustituyo por Reyitas. Que no había querido perderse su clase de sevillanas. Llegamos a tiempo de ver como la protagonista se arrepiente de apuñalar a sus dos hijos, pobrecitos...

Final apoteósico. Aplausos. Bici de nuevo los tres. Más frío todavía. Parada brevísima, las bicis sin candado, en la Plaza Nueva, para saludar a Dios que está en adoración perpetua. Una sola persona, el hermano de mi cuñado, en vela a esas horas. Dentro silencio y misterio. Fuera, la luna llena y casta que iluminó a la diva mientras cortaba el muérdago, parece que salió del escenario e ilumina realmente los grandes árboles escuálidos y ateridos de la noche.

Llegada a casa. Enchufan la tv como posesos, casi sin quitarse las bufandas. Final de Máster Chef Junior. Ya de perdidos al río. Les dejo que lo terminen de ver. Yo me acuesto. Antes he ido tapando a todos los dormidos, Manolo, que sigue su sueño del teatro, Santiago abrazado a sus ositos, Pilar con la sonrisa aún de regocijo de tartas y velas... ah, y mi señora esposa a cuya cama todavía le sobraba la mitad...cansada, pasada ya la medianoche, de hacer sándwiches, tartas de galletas y rellenar aquellas de jamón de york y mantequilla.

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