lunes, 19 de mayo de 2014

LA PRIMERA COMUNIÓN O EL HÁLITO DEL CANDOR

La primera comunión de un hijo es una celebración verdaderamente emocionante.
Soy consciente de que mi hijo comienza a formar parte de una larga cadena, de una “traditio” que se inició en el cenáculo hace dos mil años, y de la que pasa a ser, por ahora, su último eslabón.
Esta comunión eterna y misteriosa nos hace fuertes y nos salva.
No me preocupa mucho su futuro, aunque yo ya no esté, si siguen tomando el alimento que hoy reciben por primera vez.
La alabanza y agradecimiento salen solos.

Por la mañana, Manolito, se mete en mi cama temprano, su madre ya está con los preparativos. Le alecciono
- hoy es un día estupendo, vas a hacer lo más importante…
Sí, papá- responde encantado-lo más importante, porque lo segundo más importante es…
¡el Betis!
No quise seguir por ese camino...¿A quién salen los hijos? ¡A mí que el futbol no me entusiasma nada!

La ceremonia es emotiva. Todos en fila de dos en dos entrando tan arregladitos. Los cantos, las peticiones que hacen los niños con sus voces agudas a través del micro, el tartamudeo, el leve nerviosismo. Los padres tan ufanos. Y los abuelos… ¡ ah, los abuelos, como disfrutan!
En el banco de atrás una abuela veía a su nieto leer un salmo
-pero mira qué bonito está- decía.
Y era el tono, que no se puede transcribir, lo que encogía el alma…
y continuaba al oído de su hijo, ahora un hombretón de 1’90m,
- todavía tengo tu chaquetita, guardada en el armario, hijo, está impecable-
Y era ese tono…

Al final los niños cantan a la Virgen una oración en la que se ofrecen todo a Ella.
Vueltos de espaldas se le ven las corvas, delgadas y frágiles, entre los pantalones grises y los altos calcetines azules, los zapatos relucientes… Elevan las manos un instante, como entregándole algo, y sobresalen en los puños de las camisas nuevas, relucientes, los gemelos que estrenan y les han regalado, seguramente sus abuelos, con las iniciales grabadas -Para que te acuerdes siempre- les habrán dicho- de este día y de nosotros… y que guardará la madre en los cajones donde está el escapulario con la fecha del nacimiento, los pendientes de perlitas de las niñas, la medalla del ángel de la guarda que colgó sobre la cuna, o la concha de plata del bautizo… Y esos gemelos, se lo volverán a poner dentro de muchos años, cuando ya sean hombres y todo haya cambiado.

Ahora son niños, que hacen por primera vez su comunión, y ese candor, esa pureza sencilla e íntima del ser que apenas se ha abierto a la vida, la ingenuidad fragilísima y primigenia, leve, del hombre que todavía no ha sido expulsado del paraíso, lo invade todo, lo trae el aire con el olor de las flores de mayo que adornan el altar.
Todos lo hemos sentido.
Todos nos hemos trasladado, aunque por un instante a otro tiempo, más exactamente, hemos escapado del tiempo.

Está claro, para un padre ¡ay, para un padre! la primera comunión de un hijo, es un momento inefable, único, inolvidable.


8 comentarios:

  1. Muchas felicidades, Ignacio.

    Ahora viene lo más importante. Es horrible cómo para muchas familias la Primera Comunión es un simple rito social, la primera ceremonia social del hijo, tras el que no hay nada: ni Misa los siguientes domingos, ni oración, ni caridad. El chico no vuelve a la iglesia hasta el día de su boda, o a veces ni eso. Sé que en tu caso no va a ser así, por lo que ¡¡¡felicidades!!!

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  2. Gracias Fernando. Es cierto, es triste, a veces, tanta frivolidad, pero es indudable que esos niños, al menos una vez, han sido sagrarios vivos. ¿Que valor tendrá eso en la eternidad?

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  3. Enhorabuena Ignacio, qué emoción!!! Me ha encantado la reflexión, ojalá todos los padres y madres sintieran lo mismo cuando un hijo suyo recibe por primea vez la comunión. Muchísimas felicidades a Reyes y a ti!!

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    1. Gracias, Cristina.
      Creo que la mayoría de los padres sienten una gran emoción ese día, aunque no lo expresen en estos términos.
      Un abrazo

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  4. En la eternidad y en la vida, Ignacio: nunca se sabe las vueltas que da la gracia de Dios, que vuelve cuando menos te lo esperas.

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  5. Estaba impaciente por ver tu relato. He visto el aviso, y aunque son las cinco de la madrugada, no lo he dejado para una hora más apropiada, que mejor momento que en el silencio de la noche, En tu relato describes todas las primeras comuniones y una muy concreta, la de Manolo, Fernando, Nacho, Reyes, Ignacio, etc... Aunque nuestros hijos no coincidieran en el tiempo, si lo han hecho en lugar y forma al recibir la primera comunión. Tu relato se acerca tanto a lo que yo he vivido, hace unas semanas, que me hace revivir la primera comunión de Fernando. Me ha encantado, muchas gracias por regalarnos pequeños Buenos momentos

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    1. Muchas gracias a tí. Estoy seguro de que hemos tenido parecida emoción en tan importantes momentos. Un abrazo.

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