sábado, 22 de diciembre de 2012

Santiago y sus metáforas

Alucino con los niños. Son poetas también. Mi hijo Santiago, con sus cinco recien cumplidos, trata de asegurarse de si la Virgen que ahora ve desde el balcón, (la del Rocío de la Hermandad de Sevilla, que sale siempre el 22 de diciembre) es la misma que vió en otra ocasión dentro de la Iglesia del Salvador. Y yo que sé, le respondo. Sí papá, esa que tiene- y hace un gesto extendiendo los brazos hacia abajo y hacia atrás- eso así. Yo con cara de pasmo. Ni remota idea. Insiste, si eso, y repite el gesto indescifrable. Y otra vez: Sí esa que lleva lo que nosotros hacemos con la boca, y sonríe... Ya me escama y la comparación me intriga y despierta mi interés lo de la sonrisa. Por fin doy con la tecla, ¡la luna a sus pies! Ha comparado, con toda naturalidad, la luna creciente con una sonrisa. ¿No es asombroso? y ya salen solas: La Virgen lleva la sonrisa a sus pies, o la luna creciente es la sonrisa de la noche o...Como padre me siento orgulloso y mirandolo me aparece una luna en la cara.

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