miércoles, 22 de agosto de 2012

TATAKI DE ATÚN

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En una noche especial de un día cualquiera.
Póngase un mantel sobre una mesa en la terraza. Enciéndanse algunas velas de Ikea (cien a 5 euros). Ilumínese todo tenuemente para que la media luz, piadosa, oculte la ordinaria realidad circundante (desconchones, ropa tendida, juguetes abandonados, macetas vacías…) que eviten comentarios femeninos desaprobatorios del tipo: “esta azotea está hecha un desastre”. Se recomiendan lámparas con pantallas que tamicen la luz. El agua que está en la nevera viértala desde el botellón de Fanta sin etiqueta  en una jarra de cristal, sabe mejor. De fondo ha de escucharse un CD de música suave, puede ser un jazz tenue que da un toque de moderna sofisticación o cualquier maestro barroco, que jamás decepcionan. Corte alguna flor de la maceta más cercana y póngala en un vaso. La que se tenga a mano, un jazmín, una buganvilla, o un manojo de hierba buena. Es importante que sea de cosecha propia, así se consigue ese aire ecologista tipo “tenga un auténtico huerto en su propia casa” que nos consuela de vivir en el asfalto. Acueste a los niños temprano o si no es posible enchúfeles una de sus películas favoritas de modo que queden alienados. Otra opción es utilizar a algunos de camareros, siempre que prometan ser silenciosos, discretos y desaparecer cuanto antes. (Si se les hace sentirse involucrados incluso tratan de evitar que los más pequeños se introduzcan en el escenario y rompan el hechizo con un: “Manolo ma pegao”, “Quiero leche”, “Santi no me da mi jirafa”…).
Puede descorchar esa botella de tinto buena, buena, que le regalaron. Aunque no  le apetezca abrirla no importa, el mero hecho de colocarla encima de la mesa ya aporta ese imprescindible toque distinguido que se requiere. Si tiene algún plato de forma irregular y que no parezca un plato utilícelo. Nada mejor para estar a la última. En todo caso la vajilla Arg o Frodig o Fargrik (de Ikea claro) también sirven.
Por fin llame a su santa o santo esposa/oso que para entonces estará hasta la coronilla de verle haciendo tantas chuminás, pero no le importe.
Y que más…
Ah, si… no olvide el tataki de atún o lo que sea, que ya a estas alturas eso es lo de menos… ¡Buen provecho!

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