A.R en su entrada de hoy nos va regalando enlaces espléndidos. En uno de ellos leo este verso:
"Cuando crezca
mi hijo, ¿qué haré yo sin el don de su infancia?".
…Lo leo y se me encoje el corazón.
Todos los días cuando están acostados y me paso por sus habitaciones, qué dulzura en el rostro dormido de un niño, que vulnerabilidad la de sus cuerpos desmadejados, lo pienso.
Pilar, la pequeña, va a cumplir seis años, y todavía me pide que le cuente un cuento cuando se va a la cama. Y son tantas las veces que le digo, cansado, hoy no, que es muy tarde, o se lo cuento a regañadientes, porque me pierdo, ¡oh, el telediario, o la estúpida película!...y sin embargo son pocos los instantes que nos quedan y sé positivamnete del vacío que nos quedará después porque
"cuando crezca
mi hijo, ¿qué haré yo sin el don de su infancia?".
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