Por fin me hice con él.
Esta vez sí llevaba dinero. Fue una tarde memorable en la Feria...del libro. Allí fui a visitarle a su casetilla y estuvimos un rato charlando mientras Santiago y Pilar se entretenían comiendo gusanitos.
En la caseta de al lado, oh, sorpresa, estaban Aquilino Duque y José Julio Cabanillas. Vaya pandilla. Les presenté a John, y mientras allí estábamos llegó Lutgardo García Díaz, premio Adonais del pasado año. Nos hicimos una foto todos juntos que guardaré como recuerdo.
Entre charla, literatos y literatura se me fue el santo al cielo. Cuando llegué a casa los niños estaban sin bañar, sin cenar y sin vestir, tal como yo había prometido a Reyes que estarían para irnos a una Cruz de Mayo en el colegio. Y me gané una bronca merecida. Al final no llegó la sangre al río y logramos llegar a tiempo a la fiesta, algo sofocados, eso sí. (¡Pero yo me llevaba tres libros dedicados por sus autores!).
En cuanto al libro de JJ Reel, es admirable como domina el idioma y son graciosos los giros y expresiones que usa y que denotan que es su segunda lengua.
Pero lo más importante es la mirada inteligente con que nos contempla (a los españoles, los sevillanos y la propia Ciudad). Una visión agudísima, divertida que sigue fielmente los consejos de su padre: "Los mejores artículos son de interés humano, escritos con respeto, humor comprensión y simpatía hacia la condición humana".
Aquí dejo el enlace del vídeo del día de la presentación:
https://www.youtube.com/watch?v=PAwRN1cIfao
Su visión sobre la feria, la Semana Santa, la religión, el matrimonio, la familia, nuestras virtudes y defectos...son dignas de ser leídas, por lo certeras y libres de "nuestros" prejuicios.
https://www.youtube.com/watch?v=PAwRN1cIfao
Su visión sobre la feria, la Semana Santa, la religión, el matrimonio, la familia, nuestras virtudes y defectos...son dignas de ser leídas, por lo certeras y libres de "nuestros" prejuicios.
Algunos artículos son además impactantes, emocionantes, por su valentía fuera de lo común. No es políticamente correcto y, desde luego, cuánto se agradece. Sí, repito, merece mucho la pena.
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